Historias de Teyvat

Fiebre

-Cyno-

Puede que sea la cuarta o quinta vez que me llama

-Cyno-

¿Esta es la sexta o la séptima?

Mi cuerpo está exhausto pero me obligo a sentarme cuando la escucho acercarse.

-Hola- me saluda cuando está a mi lado lo suficiente para agacharse y poner su mano sobre mi frente no dudo ni un segundo y atrapó su mano para atraerla a mi y besarla.

Se resiste al principio pero soy mucho más fuerte, usando mi lengua abro sus labios para mi y me coloco sobre su cuerpo, me siento caliente... pero no es el tipo de caliente que creí; de pronto estoy tumbado de lado jadeando.

-Idiota-Helga se queja mientras pone un paño humedo sobre mi frente

-Lo siento-

-Es muy dificil cuidarte ¿Sabias?-no respondo pero me dejo mimar por ella el resto de la mañana. Helga me pone trapos frescos cada 20 minutos, me da fruta picada, agua que bebo a sorbitos y si se lo pido lo suficiente también me da besos.

Ella se va por la tarde y vuelve cuando está oscuro, quiero quejarme de que me dejó enfermo y abandonado pero en realidad ya ni siquiera tengo fiebre.

-Te ves mejor-

Estoy sentado en su cama, tengo que agarrarme de las orillas porque temo caer al suelo.

-No me siento exactamente mejor-

Helga se me acerca y extiende su palma por mi frente, su mano helada me reconforta, me siento como un perrito. Me siento así desde que la conocí, todos mis sentimientos eran tan novedosos y extraños.

-La fiebre se fue por fin-lentamente repasa el perfil de mi rostro como si quisiera grabarlo bien en su mente-Eres demasiado lindo-murmura cuando me da un beso corto.

Esta vez ni siquiera trato de atraparla, soy consciente de que acabaría tumbado de nuevo sin poder hacerle nada de lo que me gustaría hacerle, aun así disfruto de nuestro breve contacto.

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-¿Un demonio perro?-

-Si- lo dice con una seguridad tan patética que quiero golpearlo

-¿Es que acaso Razor se perdió en Sumeru?-

-No te burles Helga, son los lugareños quienes hablan de esa criatura-

-Hombre, no tienes ni tres horas aquí, te deben estar estafando ¿Con cuantos lugareños puede haberte topado hasta ahora?-

Mientras mis compañeros debaten sobre el presunto demonio yo me alejo hasta salir del Caravasar con dirección al Alto Sutej.

Avanzó por la arena comiendo tuna y dátiles, apenas bebo algo de agua ya que me refresco usando mi visión. Estoy cerca del Valle de Dahri cuando los gritos de algunos eremitas me sorprenden, me quedo quieta esperando que pase algo más pero el silencio vuelve a reinar en las montañas arenosas así que, ahora con más precaución, sigo mi camino.

Cuando llegó a la montaña más alta me siento en la orilla y saco mi última bolsa de dátiles.

El fruto empalagoso me deja pegajoso el rostro pero solo en soledad puedo comerlos sin sentir vergüenza. El desierto es tan hermoso que suelo perderme por días caminando, gracias a mi visión cryo soy un ser de poco mantenimiento cuando de calor se trata y si la fruta corre riesgo de terminarse siempre puedo ir a la Aldea Aaru por más.

Me lamo los dedos viscosos por la fruta cuando una rama se quiebra y me quedo quieta.

Un sujeto aparece no muy lejos de donde estoy sentada... parece un perro.

Me despierto casi de golpe cuando siento los labios de Cyno en mi hombro, lo empujo nerviosa pero además de no poder moverlo ni un centímetro cuando me doy cuenta de que es él y no estoy soñando o siendo atacada me dejo llevar y acepto sus caricias.

-Sigues siendo dulce-

-Sigues diciendo cosas vergonzosas-

Sus ojos me miran con deseo y me parece tierno.

-¿Sabes algo Helga?-pregunta acariciando mis pechos-Desde el primer momento que te vi me pareciste hermosa-

Pienso que desde el primer momento que nos vimos hasta ahora, Cyno. habla muchísimo más a menudo, incluso siento ganas de callarlo a veces, como ahora que me abochorna con sus halagos y palabras dulces, me gusta pero me hace sentir una chiquilla recién enamorada.

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Lo que esta en cursiva son los recuerdos de Helga.

Hola nenas. UwU