Anemo

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Transparente como el aire.

Desde el primer día que llego a Mondstad descubrió su visión anemo, su habilidad era volverse una con el aire y desaparecer de la vista de los demás en cuestión de segundos.

Y su habilidad definitiva era la teletransportación ayudad por las corrientes de aire. Solo que aun no sabia como controlarla.

Mientras veía a las 3 personas irse del lugar, ella camino en dirección opuesta preocupada, no sabia cuanto tiempo le tomaría recargar su habilidad definitiva.

-Si lo descubre estaré en problemas-pensó nerviosa.

Un pequeño reloj apareció frente a sus ojos marcando 5 segundos en cuenta regresiva haciéndola sonreír aliviada.

20 segundos después estaba en su habitación dentro del Viñedo Amanecer.

Sin perder un solo segundo mas corrió a toda prisa a su baño para quitarse la tierra y el pasto que seguían unidas a ella, salió vestida con la toalla sin decidirse que hacer con el vestido lila que acababa de arruinar. Mordió sus labios ansiosa.

-Se dará cuenta-pensó triste

Aun así se abalanzo sobre su armario y tomo otro vestido del mismo color, salió con cautela de su habitación y bajo al cuarto de sirvientas, rogando para que ninguna la viera.

Para su suerte no estaban y metió el vestido a una tina llena de agua jabonosa. Estuvo lavando alrededor de una hora, pues para hacer mas creíble la historia decidió lavar no solo su vestido. Cuando tuvo en sus mano una carga considerable de ropa salió a tenderla detrás del viñedo.

-Señorita-Elzer se me acerca por detrás haciéndome tirar el cesto de ropa, la ropa se esparce y se llena de tierra y entre las prendas que quedan sucias queda mi vestido

-Demonios-suspiro viendo mi trabajo echado a perder.

Elzer se disculpa y juntos levantamos la ropa para meterla de nuevo en el cesto.

-Usted no tenia que hacer esto-me dice a modo de regaño-Pudo pedírselo a una criada-

-Lo siento señor Elzer-el nerviosismo vuelve a mi y jalo mi falda yo misma-Creí que no habría problema-

Su expresión deja de ser tan rígida y solo sacude la cabeza.

-Yo me llevare esto a lavar, una carta del amo Diluc llego hace un momento y es para usted, vaya a pedírsela a Adelinde-

Asiento y corro a la entrada principal de la mansión, ahí esta Adelinde esperándome seria

-Para usted señorita-mientras me la entrega me mira de pies a cabeza-¿No ha comido?-

-No realmente, pero esta bien, esperare a la cena-respondo abriendo la carta

-Hare que preparen algo y se lo lleven a su habitación-la mujer me ignora como siempre, pero se que es buena conmigo. El papel de la carta huele a alcohol.

Llegare tarde a cenar.

Debes estar dormida desde antes de mi llegada.

El nunca cena conmigo de todos modos, así que la carta sobra.

Me sorprende que haya gastado tinta en algo tan trivial, pero aun así doblo la hoja y la guardo en mis bolsillos con delicadeza.

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Cuando entro a la taberna puedo oír la voz de Kaeya, parece estar hablando con Charles sobre fantasmas.

-Te lo digo, se abrirá una investigación para eso-afirma Kaeya serio

-Solo ha sido algo que invento la pequeña-Seguramente hablan de Klee

-Así podría ser, pero yo la he visto-

-¡¡¿Que?!! ¡¿Vio un fantasma?!-le dirijo una mirada seria a Charles y este entiende enseguida

-¿No crees en fantasmas Diluc?-me pregunta Kaeya-Que aburrido-

-No creo en cosas falsas-

-Pero esto no es algo falso, estoy seguro de que era una chica de carne y hueso-

Charles parece animarse al oír eso y yo solo me cruzo de brazos, parecen perros siguiendo un pedazo de carne.

-¿Y como era la chica Maestro Kaeya?-José 6 dedos se acerca desde la puerta

-¿Estabas escuchando?-pregunta Charles molesto-Bueno no importa, háblenos de la chica-

Si no fuera por que es de día y el bar se encuentra totalmente vacío ya los hubiera puesto a trabajar.

-Tenia un cuerpo bien proporcionado, usaba un vestido lila, su cabello parecía una cortina de nieve blanca, era tan largo que casi rozaba el suelo, pero lo que de verdad era extraño eran sus ojos-

-¿Ojos dices?-

-Si, un par de ojos rojos que parecían joyas brillantes, los rubíes mas brillantes y rojos que pudieran existir, el sueño de cualquier joyero diría yo-

Los tres hombres alaban las palabras de Kaeya y después siguen hablando de sus preferencias en mujeres. He mantenido la vista baja y eso ayuda a que no puedan ver mi expresión ahora mismo.

-Me iré ahora mismo, confió en que harán bien el trabajo-

Puedo oír las quejas de José y Charles pero cierro la puerta detrás de mi para callarlos. Debo llegar al viñedo ahora mismo.

Historias de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora