Historias de Teyvat

Iglesia

-¿Mazda?-

Saber si estaba molesta era difícil.

-Hummm-que respondiera así era buena señal, debía preocuparme cuando no hacía ningún ruido.

-¿Que pasa?-

-Es extraño que Yemina no esté conmigo-Me enternece su preocupación y me alivia saber que no he hecho nada para molestarla-Se que no debería preocuparme pero...

-Shirin y Venti la cuidaran tan bien como tú, Sumeru, bueno al menos la ciudad, es un lugar muy seguro-

Ella me sonríe un poco más convencida y recarga su cabeza en mi hombro, estamos en el jardín de la catedral sentados en el césped.

-Espero que no se tope con otro caballero-

-Tendría que deshacerme de él-

-Que cruel-

-Mi novia es tan cruel que habla muy a la ligera de otros caballeros cuando esta conmigo-

-Tu novia podría golpearte si te escucha hablar así de ella-

-Lo tendré en cuenta-ambos nos reímos esta vez-Oye-

-¿Si?-

-¿Es verdad que llevarás a Vivian a explorar?-

-Si y no seremos solo nosotras dos, Vivi me presento a una chica muy asombrosa que es cazadora en Natlan pero está viviendo con un alquimista aquí en Mondstadt-

-¿La chica de Albedo?-

-¿Así se llama?-asiento-Bueno saldremos las tres juntas, Vivi quería ir a Espinadragon pero dudo que tu hermano permita que hagamos un viaje tan largo y peligroso-

-Bueno, incluso yo me lo pensaría dos veces antes de desear que tu vayas ahí-Mazda no me dice nada y seguimos callados bastante rato, incluso pienso que se ha quedado dormida y cuando habla me hace respingar.

-¿Me amas?-

-Si-

-Ni siquiera lo pensaste-

-No tengo nada que pensar, te conocí hace un año, me enamore a primera vista, te corteje, tuvimos varias noches juntos y aun no puedo separarme de ti, es obvio que te amo-

-No recuerdo la parte del cortejo, recuerdo embriagarnos juntos-

-Embriagarnos, cortejarte, lo importante es que funcionó para nosotros ¿No crees?-

-Tienes razón-

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-¡Kaeya espera!-

-Es tu culpa por ser asi de hermosa-

-Pero Barbatos...

-Creeme cuando te digo que no le molestara en lo absoluto-sus manos se deslizan bajo mi vestido haciéndome dudar-Quizá solo un par de monjas se enojen si nos descubren-

Sus labios encuentran los míos y no me deja objetar nada. Estamos en un cuarto dentro de la iglesia, al parecer se usa como bodega pero no recuerdo cómo terminamos aquí adentro.

-Dijiste que buscaríamos un libro-

Kaeya solo se ríe y me vuelve a besar, sus manos y sus labios juegan conmigo hasta que desesperado yo misma restriego mi cuerpo con el de él.

-¿Lo quieres?-pregunta vanidoso-Pidelo-

Ansiosa me coloco en cuatro sobre el escritorio donde estábamos besándonos y uso la pose provocativa que más le gusta.

-Por favor, dame tu pene, quiero tenerte dentro de mi Capitán-

-Lo que tú pidas amor mio-

Se acerca despacio y acaricia mi trasero con sus dedos antes de dejar ir su pene dentro de mí, se siente asombroso y él usa su mano para cubrir mi boca cuando gimo de placer.

-Kaeya-

-Estas tan apretada-

El sonido constante de nuestros cuerpos uniéndose de golpe me ensordece un momento, se siente tan bien cuando él llega tan profundo que las lágrimas brotan de mis ojos sin que pueda hacer nada

Sostiene mis caderas con ambas manos y me presiona para mantener baja la espalda, un orgasmo recorre mi columna cuando se corre dentro de mi y nos quedamos unidos un poco más.

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-¿Te vas?-

-Volveré en la noche, cenare con Vivi, quizá Ruma también cene con nosotras-

La abrazó con fuerza para despedirme

-Te esperare-

-¿No debería el capitán de caballería trabajar?-

-Trabajo desde casa ¿Cuando has visto un caballo aquí?-

-Tendrás que explicarme eso después-me da un beso pero su expresión se vuelve seria

-¿Estás bien amor?-

-Me preguntaba algo-

-Que cosa-

-Siempre tenemos citas cerca de la iglesia ¿Verdad?-

-Bueno, me gusta el ambiente que hay ahí, se siente privado y ceremonioso-

-¿Ah sí?-no entiendo si a ella no le gusta, quizá deba cambiar los lugares a los que vamos-Entonces ¿Cuando me pedirás que nos casemos?-

La pregunta me sorprende y siento como una llama se enciende en mi pecho pero Mazda sale por la puerta lanzándome un beso antes de que pueda decirle algo.