Historias de Teyvat

La investigación.

Pasados algunos días seguimos sin pistas.

Nos acercamos a la iglesia para preguntar por los esclavos liberados pero nos encontramos con la noticia de que todos habían vuelto a sus hogares natales.

-¿Se fueron solos?-pregunta Amber preocupada

-La hermana Rosaria los guio en el camino-

Amber se voltea conmigo seria

-Si ella estaba entre ellos ya debe estar en su hogar, la investigación no avanzara-

Aunque no me convence que ella fuera una esclava decido que es mejor parar, terminaran juzgándome loco.

-Al parecer solo perseguía un fantasma-digo antes de despedirme.

El camino al viñedo lo recuerdo tan bien que podría hacerlo con los ojos cerrados, el olor a tierra me reconforta mas de lo que lo hace la mirada de mi hermano en la puerta

-¿Que quieres aquí?-pregunta bruscamente

-¿Es esa forma de recibir invitados?-aun así no me detiene cuando entro

-Al menos así se reciben los invitados no deseados-me sigue por la mansión hasta llegar al despacho-¿Que ocurrió con la chica fantasma?-

-Entonces sabes que hago aquí-

-Seguramente todo resulto ser falso, pero eres terco como mula y crees que yo podre encontrar a esa persona-nos sentamos frente a frente serios-No hare nada-

-Por primera vez en mucho tiempo has sacado la conclusión equivocada, estoy aquí por mal de amores-me mira de forma extraña cuando digo eso-Bueno, parece que me enamore de alguien que no existe, no quería beber en la taberna y he venido a saquear la bodega-

-¿Tan bello era aquel fantasma?-su pregunta suena tranquila y extraña a la vez

-No se, he visto muchas mujeres en mi vida, muchas de ellas posiblemente mas bellas que el fantasma-lo veo sacar dos botellas de vino y envolverlas-Creo que solo fue la situación tan extraña-

-Toma, no quiero borrachos por aquí-me entrega un paquete-Bebe en la sede de los caballeros, donde no me causes problemas a mi-

-Hoy eres generoso-

Responde con un gesto modesto y después de decir adiós salgo de la mansión. Camino unos metros antes de girar para mirar atrás, justo en una ventana del segundo piso ¿Acaso alguien me estaba viendo? Me quedo mirando un momento, quizá fue una sirvienta chismosa.

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-Adelinde-

-Señorita Vivian-

-¿No puedes llamarme solo Vivian?-

La mujer me mira seria y niega con la cabeza

-Es la señorita de esta casa-

-¿Quien dijo eso?-

-El amo Diluc claramente-

Refunfuño molesta

-¿Puedo comer contigo al menos?-la veo suspirar-Por favor Adelinde, no me dejes comer sola-

-Señorita Vivian-mira por detrás de mi-Solo por hoy-

Se lo agradezco y se retira, las sirvientas de esta mansión son las únicas personas con las que hablo, son mis amigas pero Adelinde la jefa siempre ha sido mas estricta, aun así es una mujer muy agradable.

Al entrar a mi habitación me asomo con cuidado, puedo ver a Kaeya alejarse del viñedo con un paquete en las manos, cierro la cortina y camino por la habitación.

Por lo que oí de los sirvientes la investigación sobre mi se detuvo, los esclavos volvieron a sus hogares... Quisiera poder sentir algo respecto a eso, pero no es así, no los conocía; fui la ultima en ser comprada y en el poco tiempo que pasamos juntos cada quien pensaba solo en su propia supervivencia.

Me recuesto en la mullida alfombra y estiro mis manos como si fuera a tocar el techo.

Vivian, nacida como esclava, viviendo como una mientras diferentes esclavos me cuidaban, nunca supe si entre ellos estuvieron mis verdaderos padres. No era la peor vida, al menos comía y no me golpeaban. Cierro los ojos recordando un poco de ese tiempo que ahora me parecía tan lejano. Al final había sido vendida a una caravana de esclavos, termine siendo prostituida en algunas posadas incluso.

-Que vida tan miserable-digo en voz alta pero nadie me escucha.

¿Qué soy ahora? La mascota de un rico excéntrico, un excaballero que ahora es un justiciero nocturno, un hombre tan adulto y tan idiota a la vez.

Con ese pensamiento fresco me quedo dormida.