.Un verde muy feo.

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La mire de lejos ¿Que hacía un humano tan lejos de la ciudad?

Aunque la seguí unos momentos con la mirada le quite total importancia y continué mi camino. No llevaba mucho en la posada cuando la vi a lo lejos en el camino, nuevamente no le di mi atención por más de unos segundos, baje a la cocina y la vi hablando con Verr Goldet, eso me pareció curioso y aún más curioso fue cuando la vi desviar su mirada unos segundos a donde yo estaba en las escaleras.

Tenía unos ojos dorados extraños pues a pesar de ese cálido color desprendían una sensación fría, seguí mi camino a la cocina sin mirar atrás.

Pasados los días olvidé a aquella mujer. No salí de la posada en ese tiempo y cuando finalmente lo hice para caminar cerca de la Sima la vi de nuevo.

De pie a la orilla de un desfiladero, parecía estar lanzando piedras al precipicio descuidadamente, esta vez me tomé mi tiempo para verla; no era muy alta, vestía una suerte de ropa de explorador muy desgastada pero bien aseada, llevaba lo que parecían unas botas pesadas y gruesas y su cabello castaño estaba atado con una cinta de un color verde realmente feo.

Después de sentir que memorice su apariencia decidí irme a otra área, había tomado tiempo en decidir si venir y no me iría solo porque alguien llegó antes que yo, había suficiente espacio para todos en esas minas.

Seguí bajando al centro de la Sima, cargaba unas pequeñas flores dulces que encontré en mi camino... Un regalo para mi viejo amigo. Después de tomarme mi tiempo salí despacio, meditando, agotado, la luz fría de la luna me recibió en la superficie y estire mi cuerpo intentando relajar mis músculos cuando entonces la vi de nuevo; esta vez estaba parada en la plataforma más alta de la mina y me miraba fijamente sin ninguna expresión particular en su rostro, intente sostenerle la mirada pero se fue, me quedé parado ahí sin saber muy bien que hacer a continuación.

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Cuando lo vi salir del centro de la mina me sentí más tranquila, el pequeño gesto de extrañeza en su rostro me dio a entender que realmente no me había estado siguiendo, solo había sido una serie de casualidades.

Suspire y me aleje de ahí, ¿A dónde iría esta vez? Disfruto de caminar por todas partes, a veces hacía encargos y una que otra expedición, así me ganaba la vida y viajaba a la vez.

La noche había empezado a enfriar así que decidí buscar refugio en la ciudad.

Decidí pasar primero por el banco del reino norte para guardar las ganancias del día, al entrar vi a Nobile charlando con otros viajeros de Snezhnaya.

-Pero si es la Inconquistable ¿Que te trae por aquí?-

-Estoy guardando mi dinero sabes, a mi no se me da mucho aquello de ir moras regalando por todas partes-

El chico se ríe mientras se despide y después de dejar el dinero hago lo mismo y me voy.

Camino tranquilamente por la calle sin sentir sueño aún, ni siquiera me acerque a alguna posada, puede que no duerma esta noche.

-¿Sigues dando vueltas antes de dormir?-

Nobile aparece detrás mio con un abrigo, lo pone sobre mis hombros y me acompaña en silencio.

-Agradeceria que pararas con eso de la Inconquistable-lo oigo reír de nuevo- Terminaran creyendo que pertenezco a alguna organización criminal como cierta personita-

-Si creen eso es por que te sigues juntando conmigo, además debes admitir que tu nombre real igual es bastante intimidante... Aniketos-

Hago una trompetilla a modo de resiganción mientras pienso en el chico de cabello negro y verde. ¿Seguirá en la Sima?

Historias de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora