Es tarde cuando llegó a la Hacienda Kamisato. Thoma no está y Ayaka seguramente está dormida desde las 10.
Saludo a los guardias y entro, cada paso que doy hasta mi habitación es incomodo, no dejo de pensar en lo que me espera detrás de esa puerta desde que puse un pie en la Hacienda, incluso desde antes. Lamo mis labios con hambre, siento la garganta seca cuando abro la puerta procuro no levantar mi vista hasta haber cerrado con llave detrás de mí y entonces ahora si me siento libre de mirarla.
Divina.
El aire de la habitación es pesado y huele a incienso, leves murmullos salen de su boca mientras apenas puede mover su cuerpo, atada de manos y pies, con el culo levantado, y vibradores esparcidos por todo su cuerpo, así lleva esperando por horas.
-Giny-digo con voz cantarina y veo como intenta moverse rozo su trasero con mis dedos y ella se corre-Estas tan sensible el día de hoy-
Mientras me quito la ropa no aparto mi vista de su vagina, quiero devorarla apenas terminé de desvestirme. Cuando empiezo a lamerla los ruidos que hace son más fuertes, busco a ciegas con mis manos los vibradores y los desprendo de la cinta que los sujeta a su piel.
Todo en ella es tan dulce, el suelo bajo su cuerpo está tan mojado que temo resbalar, aquí podría haber tanto jugos como orina pero eso no me importa.
Me detengo antes de que se corra y me levanto para desatar las cuerdas que la mantienen en el suelo, aun con sus extremidades atadas entre sí y sus ojos vendados la cargo y la pongo en la cama boca arriba.
-¿Me extrañaste?-le pregunto mientras retiró la venda de sus ojos; al mirarme sus ojos dorados resplandecen deseosos-Claro que si-acaricio su mejilla al mismo tiempo que rozo mi pene contra ella-No sabes cuanto te extraño toda la semana, solo este día puedo tenerte para mi completamente-
Bajo el listo que aprieta sus labios, el color rojo se ha borrado casi por completo.
-Ayato-
Su voz tiembla antes de que la bese, pareciera que se deshace en mis brazos, tan frágil, tan deliciosa, no puedo tener suficiente, bebo su saliva mientras mis manos recorren su cuerpo. Ginebra gime y contrae su cuerpo al venirse pero yo no dejo de atormentarla ni un segundo, es mía después de todo.
-¿Cómo pude vivir hasta ahora sin tenerte en mis manos?-entró en ella procurando que me reciba entero de un solo golpe-¿Puedes sentir lo grande que está?-
-Si-
-Es tú culpa Ginebra-
-Yo... Yo me haré cargo-
Coloco mi mano sobre su garganta y presiono poco a poco, ella responde apretando cada vez más su vagina.
-Claro que te harás cargo princesa-
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Historias de Teyvat
RomanceSerie de relatos romanticos cortos. Acompañame a leer sobre las distintas chicas de Teyvat que forman parte de esta linda historia.