9. Tiempo perfecto.

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     Los golpes en la puerta resonaron por todo su estudio, a pesar de ser suaves el silencio en el que permanecía mientras escribía sobre aquella hoja de papel sobre su escritorio causaba que cualquier pequeño sonido fuera escuchado en todo su esplendor.

Su mano se detuvo al momento, y levantó sus ojos en dirección al llamado. Suspiró observando que nuevamente había perdido la noción del tiempo cuando el reloj marcaba casi las once de la noche y estaba casi en completa oscuridad. Al reconocer el suave aroma que llegó a su nariz, supo que realmente estaba tarde cuando ella misma venía por él.

—Adelante.

La puerta se abrió lentamente ante el llamado, asomándose por la misma una cabellera rojiza. Él sonrió en señal de disculpa al ver como la recién llegada suspiraba al verlo, adentrándose en la habitación cerrando tras de sí para caminar hasta llegar frente a su escritorio.

—Lo estás haciendo de nuevo, Will —habló la beta pelirroja, observando los papeles que se encontraban sobre el desordenado escritorio.

Will sonrió apenado, sus mejillas ruborizándose levemente al darse cuenta de que no había estado trabajando en las mejores condiciones. Ella sonrió con ternura, a pesar de que él era su jefe, todo un alfa hecho y derecho su comportamiento no era el común de uno. Will era conocido por ser una persona dulce, comprensiva y cálida. Era muy querido en su trabajo, pero algunas personas solían aprovecharse de eso.

Era por eso que ella siempre trataba de estar vigilándolo la mayor parte del tiempo posible para protegerlo. Era realmente curioso, una simple beta tratando de cuidar a un alfa. Seguramente cualquier otro la despediría al momento, pero Will era un alma demasiado bondadosa para hacerlo.

—Lo lamento, Wendy. Creo que me he distraído un poco —comentó, mientras tomaba los papeles y los ordenaba en pilas.

—Has estado muy distraído desde que llegamos a Londres, ¿pasa algo?

Will la observó, cuando una imagen viajaba por su mente al pensar en ello. La de su hermano junto con aquellos pequeños cachorros y el posible caos que habría en esos momentos en su hogar. Solo le bastaba con pensar en eso para sentir el estrés llegar a él y en que debía terminar pronto con su trabajo.

—Debo resolver un asunto con mi hermano, necesito darme prisa.

Wendy suspiró ante la mención de su hermano, para ella ni para nadie era una sorpresa saber sobre la existencia de Bill Cipher y lo cruel y maltratador que podía llegar a ser con su hermano menor. Ella misma había estado presente en varias ocasiones que se atrevió a humillarlo públicamente, pero debido a órdenes de Will no puede interferir. Aunque ganas de golpear a ese rubio idiota no le hacían falta.

—Si sabes que no tienes que soportar los abusos de él, ¿verdad?

—Lo sé —respondió con una pequeña sonrisa—, pero esta vez en verdad necesito regresar con él. ¿Podrías ayudarme con ello?

Ella volvió a suspirar, sabiendo que no podía negarle nada. No solo porque se trataba de su trabajo, sino porque el aprecio que le tenía le impedía hacerlo. Así que tomó una de las pilas de hojas en su escritorio y se dispuso a caminar a su propia oficina a ayudarlo.

—Aunque recibas mi ayuda, eres consciente de que no terminaremos hasta posiblemente dentro de un mes hasta solucionar el problema... ¿verdad?

Will observó nuevamente la hoja frente a él, y luego los cientos de papeles que le esperaban y los que faltaban por llegar enviados directamente del gabinete. Sabía que ese asunto no podía esperar más, y aunque deseara poder regresar a casa y ver a los pequeños, necesitaba primero asegurar una solución para no perder la ayuda de Bill y el apoyo financiero de sus inversores.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora