51. Baile de la oscuridad.

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     Esa noche, fue el inicio de un ciclo que sabía, sería el cambio directo hacia el futuro que ambos elegirían. Sin embargo, Dipper nunca pensó que llegaría tan pronto a como ahora lo había hecho. El tiempo era algo muy momentáneo que se le escapaba de entre las manos. Eran en esos momentos, que se daba cuenta de que nunca sería suficiente, ni para él o para todos a pesar de tener todo el tiempo en sus vidas.

Observó por la ventana, la luna llena que cubría todo. Debía ser cerca de la media noche, pero no había sentido que el tiempo avanzara ni un poco desde la inesperada visita de Will a su habitación.

El alfa era un idiota completo, actuar de esa forma tan irracional, era una completa pérdida de tiempo. Definitivamente, ser idiota era de familia, y esos dos alfas compartían la misma capacidad de hacerlo enojar con las acciones que tomaban.

Sin embargo, Dipper seguía sintiendo su corazón pesado cuando escuchó a Will salir de ahí. Mas que nada, porque sabía que le haría caso, e iría a buscar a su hermana.

Si bien, se enorgullecía de tener un control sobre sus emociones, Dipper no negará que saber que su hermana estaba creciendo era doloroso de cierta forma para él. Seguía viéndola como la pequeña castaña de mejillas regordetas que lo seguía todo lado cuando eran pequeños. Aquella chiquilla que saltaba siempre, sonriente y feliz por el simple hecho de existir. Esa sonrisa, que deseaba proteger de todo el mundo, porque era la única muestra de inocencia y verdadera felicidad que le quedaban.

Sabía que Will Cipher, era un completo idiota emocional. Les guardaba secretos, y siempre los engañaba con esa estúpida luz que lo rodeaba. Pero, aun así, Dipper sabía que por mucho que el hombre ocultara, siempre había sido sincero con sus sentimientos hacia ellos. Él lo sabía, el amor que les decía tener era real, porque lo sentía y lo demostraba. Sus ojos azules, las ventanas a su alma lastimada les decía que eran su cura para la tristeza.

Will fue definitivamente, como el padre que Dipper hubiese imaginado tener desde niño. Aunque era molesto, lo quería. No podría llamarlo un padre, pero definitivamente, no podría haber imaginado a nadie mejor que él en su lugar.

Era por ello, que aceptaba completamente sus sentimientos hacia su hermana. Aunque la castaña aún no se diera completamente cuenta, ella no necesitaba del instinto para saberlo, ella misma lo había elegido desde que era una pequeña. Y ese sentimiento, era tan puro que Dipper simplemente no pudo dejar que Will lo echara por la borda, no después de todo el sufrimiento pasado para los dos.

Ellos necesitaban ser felices, y aunque Dipper sintiera tristeza porque su hermana estaba creciendo, no podría estar más orgulloso de la persona en la que se convirtió.

Y ahora, ella había dado el primer paso, y Dipper no estaba listo para ese momento.

Sintió escalofríos cuando la ventisca de la noche, se coló por su ventana. Se abrazó a si mismo, cerrando la ventana y regresando a su cama dispuesto a tomar un libro. No deseaba dormir, no aún. Quería evitar la llegada del día lo más posible, aunque tarde o temprano llegaría.

Pero justo cuando estaba a punto de comenzar a leer, escuchó un fuerte sonido, seguido del sonido de cristal rompiéndose. Se asuntó levemente con ello, pensando que podría tratarse de una ventana, y en el peor de los casos, ser un ladrón. Luego se tranquilizó, cuando recordó el lugar en el que se encontraba. Nadie sería tan idiota como para invadir el hogar de los Cipher, menos sabiendo que el más loco de ellos estaba en casa.

Dipper detuvo todo movimiento ante su último pensamiento, recordando que efectivamente, Bill Cipher estaba en casa. El hombre venía y se iba constantemente, pero esta vez había permanecido sorprendentemente más tiempo del que esperaba. Recordó nuevamente el sonido anterior, y pensó que quizá algo podría haberle pasado.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora