53. Genio incomprendido.

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     El invierno, era aquel momento del año donde el frío calaba hasta los huesos, y el ansia por un poco de calor causaba que todos desearan permanecer dentro de sus casas hasta el fin de aquella mágica estación. Era un evento maravilloso, pero doloroso para aquellos que podía verlo en ese momento.

Sin embargo, en un pueblo donde la calefacción era algo desconocido, lograr concentrarse en medio de todo ese frio mortal, era un reto al cual, Ford no había podido hallar una solución. Y eso para alguien tan inteligente como él, era molesto. Mas que nada porque se consideraba una persona de clima cálido, y aquellas fechas le afectaban el humor y la habilidad para poder seguir con sus investigaciones.

Stanford se consideraba a sí mismo un hombre impasible, alguien que controlaba a la perfección su propio comportamiento, y las reacciones involuntarias de su cuerpo. Era alguien sofisticado, quien, a pesar de haber nacido en el seno de una familia común, había logrado destacar gracias a su enorme inteligencia trayendo orgullo a su familia y un enorme status social.

Se había convertido en alguien importante en el mundo de la inteligencia, y a pesar de que había tenido problemas por su debilidad física, había logrado convertir su inteligencia en poderosas armas que convirtieron esa debilidad en su más grande fortaleza. Era un alfa digno de existir en la cima de esa sociedad en la que vivían, y se había ganado el respecto del mundo por ser alguien inigualable.

O eso creyó, hasta la llegada de aquel alfa que cambió todo lo que Stanford había creado en el mundo.

Frunció el ceño cuando encontró sus manos temblando, incapaz de continuar escribiendo en aquel viejo diario que mantenía frente a él. Juntó sus manos, friccionándolas entre sí, buscando alguna chispa de calidez que lo hiciera dejar de temblar. No podría escribir correctamente, y eso solo lo hizo suspirar con cansancio.

Su investigación sobre fenómenos sociales, había estado casi terminada la noche anterior. Sin embargo, se había visto obligado a dejarlo de lado cuando uno de esos fenómenos, se presentó en la puerta de su casa esa misma noche de forma inesperada.

Observó tras él, en un sillón desgastado, se encontraba aquel chico castaño, profundamente dormido. Su rostro estaba completamente pálido, al igual que sus manos y pies. Aun podía ver los leves temblores de sus extremidades, y como su nariz moqueaba a cada rato. Ford suspiró nuevamente, levantándose de su lugar y caminando donde se encontraba el castaño. Sin pensarlo mucho, quitó el abrigo que llevaba puesto y lo colocó sobre el menor, cubriendo sus brazos mientras con una de las mantas que tenía, cubría sus pies.

No había sido mucho, pero logró ver al menos que dejaba de temblar y podía concentrarse mejor en dormir, eso lo alivió. Observó sus mejillas antes pálidas comenzar a pintarse en un tono rosa por el frío latente en el ambiente, y la punta de su nariz tornarse del mismo color. Parecía estar teniendo alguna clase de sueño, al ver como movía sus ojos tratando de despertar, sin éxito alguno.

Logró escuchar un gruñido tras él, no tuvo que girar para saber de quién se trataba. Solo sabía que estaría viendo al chico castaño como alguna clase alimaña que no debería existir, y Ford prefería ignorar eso.

—No debiste recibirlo.

Ford suspiró, girando y enfrentando al otro.

—¿Qué esperabas? ¿Qué lo dejara morir de frío allí afuera? —cuestionó, mirando enojado al hombre robusto.

El otro entrecerró los ojos, observando vagamente al castaño dormido en su sillón. Notó su deplorable estado, y el como temblaba a pesar de estar completamente cubierto. Apartó la mirada enojado, volviendo a enfocarla en el otro hombre.

—Eso sería mejor, que haber aceptado a un Cipher en nuestro hogar —declaró Stanford, mirando con desprecio a chico dormido.

Ford miró a su hermano mayor, aquel hombre musculoso que se parecía a él, a una contraparte más violenta que él. Eran dos lados diferentes, y eso siempre había generado discusiones entre ellos cuando estaban en total desacuerdo. Habían sido hermanos muy unidos en el pasado, pero de aquella hermandad no quedaba rastro alguno luego de trágicos eventos del pasado.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora