Three || BillDip

33. Hijo olvidado.

     Las cosas en aquella escuela, se pusieron tensas luego de los últimos eventos ocurridos. Cuando un grupo de seis alfas de curso superior fueron envenenados en medio del gran comedor hasta el punto de casi morir intoxicados, siendo a penas salvados por la rápida acción de los enfermeros y los maestros que los encontraron a tiempo.

Aquel evento ocasionó un gran revuelo, donde cada comedor fue sellado y a la escuela se le prohibió dar alimentos a los estudiantes mientras analizaban qué pudo haber ocasionado aquello. Lo que se encontró fue diferente a lo que pensaban, ya que ningún alimento era igual y todos y cada uno habían sido manipulados para ser entregados dependiendo de la clase del estudiante.

Para los alfas, era el mejor alimento de calidad, para los omegas y betas eran las sobras y aquellos alimentos que habían pasado de su fecha de caducidad. Todos estaba en shock cuando el grupo de cocineros fue detenido y obligados a confesar que eran pagados por aquellos alfas para controlar el flujo de alimentos. El envenenamiento comenzó a tomar sentido cuando uno de los cocineros reveló que habían confundido los alimentos que estaba destinado para un grupo de omegas de nivel inferior.

Luego de esto, más demandas llegaron de parte de los estudiantes contra los alfas, más que nada provenientes de omegas, explicando el constante abuso que sufrían por su causa. Al final los alfas habían sido expulsados e incriminados, librando aquel lugar de su molesta presencia.

Pero a pesar de que el caso había sido cerrado como un accidente provocado, Jesús sabía la verdad de lo que realmente había pasado.

Iba caminando, lentamente mientras mantenía su mirada al frente, tratando de no perder el ritmo. Llevaban varios minutos caminando, hasta que pasando uno de los semáforos, el castaño se giró hacia él con el enojo reflejado en su rostro.

—Deja de seguirme —dijo Dipper, mirándolo seriamente. Jesús hizo un puchero, mientras miraba tímido sus desgastados zapatos, causando que bufara molesto—. De todos modos, ¿por qué me estás siguiendo?

El alfa lo miró, su tímida mirada reflejando algo de temor al verlo.

—D-Dijiste que ibas a ayudarme con el trabajo de mañana.

Dipper lo observó, levantando una ceja.

—Sí, lo dije. Pero hace más de una semana —explicó, mirándolo despectivo—. No puedes esperar que te ayude si vas a perder tu tiempo sin hacer nada y hacerme perder el mío.

—Lo siento —murmuró el otro, luciendo arrepentido.

El castaño suspiró, dando media vuelta y retornó su camino.

—Que no se repita.

Fue todo lo que dijo, antes de continuar caminando. El alfa lo miró sorprendido, habiendo esperado alguna clase de rechazo de su parte. Cuando confirmó que de hecho el omega lo estaba invitando a seguirlo, sonrió alegremente antes de correr y alcanzarlo.

Al llegar al lugar, la mirada del más alto no podría abrirse más al observar el gigantesco palacio que tenía en frente. Aunque no debería estar sorprendido, sabiendo de la familia que provenía el castaño. Supuso que debió esperar algo mucho más grande.

Cuando Dipper de repente se detuvo, Jesús lo observó confundido., La mirada del castaño estaba enfocada en algo, y al mirar observó con detenimiento un auto negro estacionado no muy lejos de ellos. Aun así no pudo comprender por qué la inquietud repentina del menor, parecía que algo se hubiera llevado su energía y permaneciera temeroso.

Cuando la puerta trasera del auto se abrió, de él salió una persona y solo causó que el omega gruñera realmente molesto. Jesús solo observó confundido como un hombre de cabellos y ojos completamente azules, se acercaba a ellos con una gigantesca sonrisa. El hombre que sintió como un alfa por su aroma y su presencia, abrazó al castaño levantándolo en el aire mientras lo sacudía de lado a lado. Solo se escuchaban las quejas de Dipper, mientras el hombre de cabellos azules lo ignoraba completamente.