Three || BillDip

48. Amarillo nostálgico.

     La empresa Cipher, era sin duda alguna un evento impresionante que había marcado en la historia desde el momento de su aparición. Nadie podía explicar el secreto de su inmenso éxito, mucho de menos de lo que hacía para mantenerse en la cima como uno de los centros de poder más sofisticados y aclamados del mundo.

Era todo un misterio, así como lo era la conocida pero desconocida al mismo tiempo, familia Cipher.

Por más que hubiese deseado averiguar al respecto desde su llegada a la misma, Dipper había encontrado pocos datos al respecto. Sabía por algunos artículos que, el primer jefe y creador de la compañía, había sido un hombre al que llamaban "Axolotl Cipher" y había sido temido desde su llegada al mundo de los negocios y el comercio. No había mucho sobre él, parecía que a pesar del enorme impacto que generó en el mundo, se esfumó en el aire al mismo tiempo.

Había llegado a pensar, que realmente nunca existió ese misterioso hombre. Pero el momento en el cual aquel sujeto llamado Stanley les dijo con todo el odio del mundo que Bill y Will eran nietos de Axolotl Cipher, Dipper sintió como nuevas respuestas llegaban a su mente junto con cientos de preguntas más.

El abuelo de Bill y Will había sido el fundador de la compañía, y quien pintó todos los recuadros en la mansión. Dipper podía entender un poco de dónde Bill había sacado aquel lado lunático que poseía, y así mismo había notado que los gemelos Cipher despreciaban con todo su ser a su abuelo.

Había tenido que morderse su propia lengua todo ese tiempo, tratando de no mencionarlo frente a ellos, a pesar de querer preguntar cientos de cosas sobre él. No quería que lo que ocurrió en esa cabaña se repitiera, por lo que había tenido que ceder a su curiosidad y ser paciente. Sabía que era un tema delicado, y debía respetar la privacidad de los Cipher porque sabía que era un tema del pasado de su familia al que no pertenecía ni tenía derecho de indagar sin su permiso.

Pero, aun así, Dipper sabía que no podría evitar ser tan idiota como era.

El edificio era impresionante, definitivamente algo que esperaría de los Cipher. Era muy sofisticado, y lleno de todo lo que Dipper describiría de los alfas presumidos que eran. No se había equivocado, pero nuevamente para su sorpresa, Bill Cipher era alguien muy impredecible a quien nunca podría adivinar lo que pensaba.

La oficina del rubio, no estaba en el último piso, luciendo como un gran pent-house que esperaba tuviera a su disposición, sobre todos los demás como creía que estaba. En realidad, Bill tenía en su lugar, una pequeña oficina escondida varios pisos más abajo del último. Era simple desde su perspectiva, teniendo solo unos cuantos libros y las cosas necesarias para sus días como una computadora, y varios estantes para el montón de papeleo que guardaba. Era... realmente nada que hubiese esperado para alguien de su tipo, y eso realmente debió notarse en la confusión de su rostro cuando Bill lo observó.

El alfa rubio parecía divertido, pero a su vez en su mirada, el castaño pudo identificar que la razón de ello iba mucho más allá de un mero gusto por lo simple por la advertencia que reflejaban sus ojos. Fue suficiente para que Dipper cerrara la boca, y por primera vez dejó al mayor actuar libremente como quisiera sin cuestionarlo.

Siempre que pensaba que podría llegar a entender un poco la forma en la que esos orbes dorados observaban el mundo a su alrededor, siempre le recordaba con sus acciones y palabras, que Bill era algo que estaba fuera de ese mundo. Buscar explicaciones a sus acciones, era como tratar de describir los secretos de la biblia. Era enigmático, y se interpretaba de muchas formas que podían terminar de una buena o desastrosa manera. Era un equilibrio constante entre el bien y el mal, y la diversión que siempre mantenía sobre todo lo demás.

—¿Realmente disfrutas estando aquí la mayoría del tiempo?

Bill se encogió de hombros, dando un paso al frente hasta estar frente al pequeño escritorio del lugar. Posó su mano sobre el mismo, sintiendo el polvo acumulado e hizo una mueca desagradable al verlo.