41. Extraña calidez.

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     Dipper realmente no podía terminar de comprender, cómo las cosas habían acabado de aquella manera tan absurda en la que se encontraban en esos momentos. Parecía como si hace tan solo hace unos segundos atrás, hubiese estado en su habitación leyendo uno de sus libros favoritos, antes de pasar todo el día escribiendo en el mismo.

Pero ahora...

—¡Dipper! ¡No te quedes ahí parado y ayúdanos a subir esto!

El grito de Mabel llevó a la realidad a Dipper, quien observó con desagrado a su hermana y a Will subiendo al auto frente a ellos el equipaje de cada uno necesario para aquella semana que pasarían viajando a aquel desolado bosque al que el mayor había insistido tanto en ir para reforzar sus "lazos familiares".

Gruñendo levemente, se apresuró a paso lento para ayudar a los dos a terminar de subir y acomodar cada maleta que tenían. No debería sorprenderse de que casi todas las cosas fuera de su hermana, quien parecía estarse mudando para la cantidad de maletas que llevaba solo para un corto viaje de seis días. Sin embargo, la castaña le había dicho que estaba preparada para todo. Desde conocer al futuro amor de su vida, hasta prepararse para una fiesta y conocer nuevos amigos.

No entendía en qué podría ayudarla todos los discos de aquel grupo de chicos que tanto amaba, pero parece que nunca podría entender la complejidad de la mente infantil y animada de ella y prefería simplemente ignorarlo y no gastar más neuronas de las necesarias tratando de encontrar sus razones.

Por otra parte, Will y él terminaron llevando solo una maleta cada uno, donde guardaban cosas triviales que podrían usar. El alfa les había dicho que podrían comprar cualquier cosa que les faltase, así que no debían preocuparse de llevar muchas cosas para poder viajar cómodamente, a pesar de que Mabel pareció ajena a aquella sugerencia y los dejó a los dos sufrir con aquel equipaje que tardaron casi una hora en subir y acomodar. Era una fortuna que el auto de Will fuera lo suficientemente grande para ellos cuatro y el equipaje que llevaban.

Oh, sí. Eso era lo más sorprendente de todo.

Cuando sintió un empujón en su brazo, Dipper perdió el equilibrio y casi cae de no ser por Will quien estaba a su lado y lo abrazó. El castaño miró con enojo a aquel sujeto de rubia y brillante cabellera, mirarlo de reojo con burla, mientras arrojaba su equipaje sin cuidado alguno sobre el de ellos, desacomodándolo casi todo en el proceso.

—Son muy lentos, muévete Will. Llegaremos tarde si no te das prisa.

Bill rió, mientras se adelantaba y tomaba el lugar de copiloto en el vehículo. Will a su lado, soltó un pesado suspiro mientras se acerca a acomodar todo el equipaje ahora desordenado por el otro, siendo ayudado por Mabel cuando notó el cansancio de él. Dipper observó al sujeto rubio con desprecio, aun sin creer que realmente que estén pasando por esa situación tan peculiar.

Luego de su conversación el día de la llegada de Bill al lugar, para Dipper fue una gran sorpresa cuando Will les informó que su hermano había querido ir con ellos, para poder cumplir con un trabajo que tenía en un pueblo cerca de donde estarían ellos. El castaño sabía exactamente cuál era ese trabajo, pues el rubio mismo se lo había dicho al momento de su charla. Pero saber que estaría junto con ellos en el mismo lugar, cada momento del recorrido, causó que sintiera un vacío en su estómago.

Por supuesto que había deseado negarse a ir, permanecer en su hogar y esperar tranquilo mientras tenía una ansiada soledad. Pero ver en su mente la imagen de la portada del diario número cuatro de su autor favorito y recordar las palabras del Cipher mayor, hicieron que Dipper dudara de sus propias decisiones y terminara accediendo a ir junto a ellos, sin dar explicación alguna a Will o a su hermana que se había estado burlando cada momento de él cuando pudo.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora