59. Tres.

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     La vida podía convertirse en un juego codicioso lleno de sufrimiento. Dipper lo había aprendido desde que tenía memoria, y que nunca estaría satisfecha con ninguno de los jugares, ni con ninguno de los rumbos que decidieran tomar. Solo había un destino, uno lleno de dolor, y cada persona atrapada en el juego de la ruleta del destino, decidiría como afrontarlo a su propia manera y sus propias reglas de juego.

Luego de que Bill fuera golpeado por Stanley y cayera inconsciente al suelo, la ambulancia había tardado un poco mas de quince minutos en llegar al lugar en su ayuda. Fue difícil para los paramédicos el llevarse al alfa, puesto que ninguno de ellos había querido separarse de él. Al final, se decidió que Will fuera con ellos al hospital, mientras que Dipper y Mabel serían llevados por los hermanos Pines, quienes se ofrecieron a ello como una forma de compensar lo sucedido.

Ni Dipper ni Mabel estaban de acuerdo, pero en esos momentos, era más importante Bill que dejarse llevar por su orgullo y perder esa valiosa ayuda para llegar donde estaba el rubio en esos momentos.

Había sido una espera tortuosa para los gemelos, quienes, en un gran y oscuro silencio, llegaron al lugar sin dirigirse palabra alguna, solo esperando el momento que el auto se detuviera, antes de prácticamente saltar del auto y correr a todo lo que podían, en dirección al interior del lugar. Era enorme, y era imposible encontrarlos cuando estaba lleno de gente. Sin embargo, Dipper pudo distinguir el olor de Will y Bill en la lejanía, por lo que no dudó en correr en esa misma dirección, siendo seguido por su hermana, y desde lejos por los Pines que los observaban preocupados.

Fue cuando lograron llegar justo a un quirófano, que se encontraron a Will, caminando de un lado a otro mientras la desesperación se reflejaba en su rostro. Mabel no dudó en acercarse a él y abrazarlo, causando que Will saltara sorprendido, pero que de igual forma regresara el abrazo. Dipper se acercó a él, sin filtro alguno para mostrar la preocupación que tenía en esos momentos.

—¿Qué fue lo que sucedió, Will? —preguntó consternado.

Will lo observó, la duda estaba presente en él. Dipper sabía que aun había algo que ellos no le habían contado, y tenía relación alguna con lo que le estaba pasando a Bill. Estaba cansado de los secretos, ya no deseaba tener alguno en su vida. Y si por desear mantener ese secreto, algo le pasaba a Bill, estaba seguro de que jamás perdonaría a nadie de esa familia que podría arrebatarle al alfa.

La mirada del castaño debió decir mucho sobre lo que pensaba, porque Will dio un último vistazo al lugar donde estaba siendo atendido su hermano, antes de indicarle a ellos que lo siguieran. Dipper y Mabel así lo hicieron, siguiendo al de cabellos azules, mientras los Pines sabiendo que era algo privado, decidieron esperar cualquier novedad sobre el alfa rubio. Era lo mínimo que podían hacer, luego de lo que habían ocasionado.

Will había llevado a los gemelos, a un balcón de una de las habitaciones que estaban desocupadas del enorme hospital. Su cabello tan azul como el cielo, meciéndose al ritmo del viento, mientras observaba aquel manto azulado con nostalgia y tristeza. Dipper y Mabel lo observaron fijamente, esperando alguna explicación al respecto. Al saber que Will no hablaría, Dipper dio un paso adelante, sintiéndose inquieto al respecto.

—¿Qué rayos tiene Bill? Es imposible que una patada hubiese ocasionado eso.

Will tembló por un momento al escucharlo, sus ojos se desviaron en dirección al castaño, y ambos gemelos notaron las lágrimas acumuladas en ellos junto con cientos de emociones que jamás habían visto en él.

El mayor suspiró, tratando de controlar un poco sus propias reacciones. Sabiendo que no podría guardar más secretos, y que, si algo llegaba a pasarle a Bill, al menos deberían tener conocimiento del más oscuro secreto guardado de ellos.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora