16. Sacrificio.

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     Cuando llegó al edificio, se apresuró a caminar rápidamente hasta su oficina. Sabía que era tarde, le había tomado más tiempo del que creía regresar a su trabajo. Pero se había entretenido en el orfanato perdiendo la noción del tiempo y ahora retrasándose por varios minutos.

Maldijo en voz baja cuando observó la hora en su reloj y cuando estuvo a punto de entrar a su oficina observó de reojo a Wendy, su secretaria, mirarlo seriamente mientras su mirada se alternaba entre su oficina y él mismo tratando de transmitirle algo por medio.

Claro que entendió perfectamente lo que quería decirle, y una vez más maldijo su suerte porque él tuviera que venir en persona.

Abriendo la puerta, pudo distinguir aquel olor y frunció el ceño cuando vió sentando en su escritorio a un hombre de cabellos blancos penados graciosamente hacia atrás. Quien lo observaba divertido, con sus manos cruzadas apoyadas en su regazo.

—Gleeful —dijo Will, cerrando la puerta tras de sí.

—Es un gusto verte nuevamente, Will —habló el hombre, con su voz aguda y molesta sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Quisiera poder decir lo mismo.

Los ojos celestes del beta brillaron con malicia, mientras negaba divertido.

—No deberías hablarle así a tu socio de negocios.

—¿Hay algo que me impida hacerlo? —preguntó con el mismo tono cortante, no planeaba dejarse insultar de alguien como él. Mucho menos luego de saber el motivo de su visita.

Gleeful lo observó fijamente, admirando el rostro del alfa que a pesar de ser tan suave y sumiso, podía actuar como alguien digno de su raza. Sin embargo, lo que más le molestaba era el increíble parecido que tenía con aquel alfa rubio que tanto odiaba. La diferencia era el color de su cabello y ojos, y el brillo reflejado en los mismos. Bill imponía respeto y control, Will solo dejaba ver su carisma y bondad.

Dos partes de la misma moneda, y ahora solo debía continuar con su plan para librarse de una de ellas.

—Supongo que no. Al menos no después de recibir tu renuncia.

Will apretó los puños, sabiendo que el beta disfrutaba mucho diciendo aquello.

—Ya veo, por eso decidiste honrarme con tu visita —comentó mientras reía vagamente, para luego observar despectivo al de cabellos blancos—. Lo que no entiendo, es porqué estás aquí cuando mi renuncia se la envié a Bill.

Para su alegría, la sonrisa en el rostro de Gleeful se borró. Sabía el motivo de su visita, Gleeful andaba buscando lo que Will dejaba, quería obtener el control que mantenía sobre la empresa.

—Vine a saber el motivo de ello, y por qué uno de mis socios quiere renunciar cuando estábamos trabajando en un gran proyecto.

Will quiso reír, Gleeful no se molestaba en ocultar la mentira de sus palabras. Estaba seguro de que todo saldría como quisiera.

Sin embargo, eso no estaba en los planes de Will. Sabía que eso pasaría y por ello había tomado medidas para evitarlo. Tardó bastante tiempo, siete años para ser exactos. Aunque se arrepentía de todo lo que estaba dejando, todo en lo que había trabajado toda su vida... era algo que estaba dispuesto a sacrificar con tal de poder sacar a los gemelos de aquel horrible orfanato.

—Ese motivo solo se lo revelaré a mi jefe. Cosa que tú no eres, ¿verdad? —comentó divertido, avanzando hasta el lado de Gleeful, dejando sus cosas sobre el escritorio. A esa distancia pudo oler el aroma del beta arremolinarse a su alrededor, un olor insípido que lo hizo apartarse lo más pronto de su lado.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora