El viento del verano movió con fuerza las ramas del inmenso árbol, moviéndolas como si se tratasen de un par de brazos chocando contra su ventana causando que las sombras cubrieran la poca luz que entraba a su habitación, y que el sonido chirriante contra el cristal entumeciera cada hueso de su cuerpo.
Suspiró cuando notó que había dañado la hoja, otra vez. Arrancando la misma de la libreta y lanzándola junto al montón que estaba en el cesto de basura a su lado, suspiró. Tomó nuevamente el bolígrafo para poder comenzar de nuevo con sus apuntes, esta vez tratando de ignorar aquellos sonidos y concentrándose solo en el aroma mentolado proveniente del exterior.
Observó la hoja blanca y arrugada en las esquinas, y la punta del bolígrafo a escasos centímetros de ella y pensó en lo irónico que era el tener que arruinarla una vez más a pesar de que no lo había hecho... pero sabiendo que iba a arruinarlo de nuevo.
Sin más, comenzó a escribir. Hasta que escuchó la puerta de su habitación siendo abierta con fuerza, chocando contra la mohosa madera de la pared y levantando una gran nube de polvo. El bolígrafo en sus manos tembló junto con ellas, arruinando —como supuso— la veinteava hoja del día.
Maldijo en voz baja, mientras escuchaba los pequeños pero rápidos pasos acercarse hasta su escritorio, para luego sentir unas pequeñas manos en su brazo izquierdo y observar unos brillantes ojos cafés mirarlo con una gran emoción reflejados en ellos.
—¡Es hoy! ¡Es hoy! —gritó la recién llegada, sacudiendo el brazo de él mientras hablaba—. ¡Dipper, es hoy!
Claro que era hoy, lo sabía. Pero fue muy iluso en llegar a pensar que podría simplemente ignorarlo y encerrarse en su habitación. Aparentemente no había calculado que tendría a Mabel sobre él para asegurarse de que no huyera como todos los meses anteriores.
Suspirando dejó de lado su libreta y el bolígrafo, centrando toda su atención en la pequeña castaña que lo miraba inmensamente emocionada.
—¿Hablas de tu cumpleaños?
La pequeña hizo un puchero ante las palabras de su hermano, negando varias veces causando que las coletas en su cabeza se movieran tiernamente. Dipper rió.
—También es tu cumpleaños, Dipper. Y no, eso es en tres semanas —aclaró ella seriamente, volviendo a sonreír segundos después volviendo a tomar el brazo de su hermano—. ¡Hablo de que hoy es el día donde vienen los adultos!
Dipper lo sabía, y aun así podría importarle en lo más mínimo.
—Sabes lo que opino al respecto, Mabel.
La mirada de la castaña se apagó un poco ante las palabras de su hermano, y Dipper sintió su corazón apretarse ante aquello. Sin embargo esa era la realidad, y aunque Mabel siempre tratara de mostrarle aquella alegría y emoción que tenían todos los niños ante la llegada de ese día, Dipper sabía perfectamente que alegrarse era un sentimiento que jamás sentiría ante la llegada de los adultos.
Porque ellos simplemente venían a juzgarlos y a llevarse a los niños con mejores oportunidades de convertirse en alfas en el futuro.
Desde el primer momento en el que llegaron a ese orfanato, Dipper fue testigo de la crueldad de los adultos que venían a ese lugar hacia los niños. A ellos no les importaba en lo más mínimo darles un cálido hogar, solo querían conseguir futuros peones útiles para sus familias. Motivo por el cual siempre él y su hermana eran dejados de lado, por su débil apariencia y su escaso aroma que los delataba como futuros omegas, a pesar de aun no llegar a la edad para saberlo, viendo como cada niño a su lado era llevado, mientras ellos continuaban observando.
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Three || BillDip
Fanfiction⠀La vida del famoso y codiciado alfa millonario, Bill Cipher, da un enorme giro de 390 grados cuando dos cachorros aparecen la noche de navidad frente a la puerta de su mansión. bill!dipper ⁺ 𝐴𝑈. ⁺ 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒. ⁺ 𝐿𝑜𝑛𝑔 𝑓𝑖𝑐. ⁺ 𝑃𝑒𝑟...