11. Tiempo futuro.

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     Aquel caluroso día de verano, Will regresó a Estados Unidos. Luego de haber estado fuera durante más de tres meses por cuestiones de su trabajo, había logrado regresar y ahora se encontraba arribando en el aeropuerto luego de su largo vuelo y pocas horas de sueño.

Miraba el lugar, mientras las personas comenzaban a bajar del avión en orden. Era extraño regresar luego de meses, más que nada porque se sentía como todo un desconocido sin sentir nada familiar.

Observó su teléfono, esperando obtener alguna respuesta de Bill. Había perdido toda comunicación con él desde el tiempo que la situación se complicó en Londres, y no había recibido ninguna señal suya luego de haberle enviado la carta. Era extraño, normalmente le llamaba o enviaba un mensaje al momento de recibir uno suyo. Le había escrito esos días esperando que pudiera ir por él a aeropuerto, pero seguía sin tener ninguna señal.

Al tomar su equipaje y salir del aeropuerto, tomó el primer taxi que vió en dirección a la casa de su hermano mientras trataba de llamarlo. Sin embargo sus llamadas nunca eran atendidas, y eso comenzaba a preocupar más a Will.

Todo el camino de regreso no dejaba de pensar en Bill, y cada vez se sentía más ansioso. Necesitaba llegar lo más pronto posible a casa, ver que tanto él y los cachorros se encontraban bien y que solo eran él y su mente paranoica que comenzaban a pensar cosas más allá de lo que debería.

Sí... seguramente solo era Bill haciéndole una broma.

Cuando por fin estaba a un giro de la casa de Bill, comenzó a sentirse nervioso. Más que nada porque no sabría con qué recibimiento le daría la bienvenida su hermano luego de todo el problema en el que lo había metido luego de tener que irse y dejarle a cargo a los pequeños gemelos, a él, el hombre más ególatra que pudiera existir. Definitivamente tenía que pensar en una forma de compensárselo porque fue más de lo que ambos esperaban, ya vería como cuidar a los pequeños y no molestarlo más.

Al llegar el taxi se estacionó y Will le pagó el valor indicado. Cuando bajó junto con su maleta, observó la gran mansión y suspiró. La última vez que estuvo en aquel lugar, no había terminado de la mejor manera con Bill, y ambos resultaron discutiendo a causa de los cachorros. Aunque era solo una parte del problema, la realidad era que Bill y él no podían estar juntos sin llevarlo a una discusión. Pero desde la llegada de los pequeños, sorprendentemente Bill se había tornado más tranquilo y era más empático con Will.

Era por ello que al no saber con qué podría encontrarse, le generaba miedo. Miedo por saber si hizo mal en confiar en Bill, o en haberlo decepcionado porque el rubio hubiera confiado en él a acceder a su acuerdo. Fuera lo que fuera, debía enfrentarlo ahora. Era momento de cumplir su parte y librarlo de aquella responsabilidad que le impuso por un intercambio monetario.

Así que llenándose de valor y de todo el positivismo que podía, Will sacó la llave de repuesto que había tomado de Bill y abrió la puerta.

Will esperaba completo caos al abrir la puerta, pero lo que estaba del otro lado era la tranquilidad más inquietante y absoluta que jamás había sentido en casa de su hermano. Y eso era decir demasiado viniendo de alguien tan hiperactivo a como lo era Bill y probablemente unos cachorros.

Demasiado extraño, y aquella sensación de que algo no estaba bien crecía cada vez más en su pecho. Dejando su maleta de lado, cerró la puerta y decidió buscar a su hermano.

—¿Bill? —preguntó, observando para todos lados.

Pero no había nadie.

Sin embargo, sintió un olor a comida y un leve sonido provenir de la cocina. Cauteloso se acercó, asomándose por una esquina se sorprendió, logrando ver como en la cocina se encontraba su hermano preparando algo de comer.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora