CAPÍTULO 5

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CAPÍTULO 5

Nyari

A la mañana siguiente, me preparo para la entrega oficial, me coloco mi uniforme de gala, que me otorgaron y salgo al patio principal, todo está listo.

—Teniente, Saul Lannister, un paso al frente.

—Teniente, Nyari Novalie, un paso al frente —me colocan la insignia, que me identifica como teniente, mi placa y arma, ambos le dedicamos un saludo al general rompiendo la formación cuando este se va.

—Felicidades teniente, Nyari —me dice Saul, haciendo el saludo militar.

—Felicidades teniente —respondo sin el saludo claro, se escucha un alboroto a unos pocos metros de donde estamos, son dos mujeres que le alegan no sé qué al comandante Daniel, que casi hace que muera de hipotermia, noto que Saul, se incómoda de inmediato. Ya es oficial mi rango, debo ponerme al tanto de todas las actividades que me corresponden, me acerco a dónde está todo el parloteo, ya que en esa dirección están las oficinas. Cuando la estúpida mujer me cierra el paso.

—Teniente, Sonia, muévase del camino —le ordena el comandante Daniel.

—Así que esta es la tipa que se robó el puesto —dice señalándome con el índice y mirándome de pies a cabeza.

—No tengo la menor idea de qué hablas, muévete que interfieres con mis actividades —le ordeno, pero está no se mueve.

—Sonia, basta, no hagas una escena —dice Saul sujetándola del brazo.

—¡Yo una escena! —se ofende solándose del agarre de Saul— está no merece el puesto —se atreve a decirme está.

—Muévete de mi camino, no lo diré de nuevo —no sé quién carajo es está mujer y ya me está colmando la paciencia.

—No puede recibir el rango de teniente, es un don nadie, Ximena, se ha esforzado para ese puesto y no es justo, ella es quién si lo merece —no sé de qué habla y ya me está dando jaqueca.

—Mira niñata, no tengo idea de que hablas, ni quién eres o qué quieres, pero me éstas insultando y eso es un grave error —solo digo la verdad.

—Dije que basta, Sonia, soy el comandante, y ya tomé la decisión y por supuesto que merece el rango, la teniente, pasó todas las pruebas con excelencia, es un hecho que no puedes refutar.

—Ximena —alega—, solo falló en una sola prueba, pero se ha esforzado mucho y está en el ejército, desde que es una niña y está mujer, es una forastera, sacada de quién sabe qué lugar.

—Ya lo dijiste tú, la tal Ximena falló en las pruebas, yo no, deja de armar tanto alboroto —intento avanzar y está tipa, me lo impide, colocando su asqueroso dedo en mi pecho.

—Cuida el tono en el qué me hablas —suelta molesta y de verdad, debo buscar control para no meterle un tiro en la cabeza, le aparto la mano de un golpe— que puedo hacer tu estancia aquí un infierno —sí, sí, lo que diga, me da jaqueca de solo verla.

—¿Supongo que tú eres Ximena, o me equivoco? —me dirijo a la otra mujer, ignorando a la que quiero matar— no has dicho una sola palabra y esta situación me cansa ¿Crees qué yo robé tu puesto? —cuestiono sin obtener respuesta, solo agacha la cabeza ¡Qué pereza me dan ambas!

—Esta conversación es una estupidez, Sonia, Ximena, largo y no quiero escuchar otra tontería sobre lo mismo —dice el comandante muy molesto sin darles tiempo de refutar— de lo contrario, habrá sanciones y consecuencias severas. Teniente, Nyari, siga con sus deberes e ignore este asunto insignificante —hago lo que dice llegando a mi cubículo, leyendo informes, analizando perfiles, no me percato de cuánto tiempo pasa, se acerca Saul, dudoso.

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora