Nyari: El Imperio Caído

CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7

Nyari

¿Qué está pasando? ¿Por qué Ethan está al otro lado de la puerta?

—¿Se te perdió algo o es que, pasar unas cuantas horas lejos de mí te hicieron extrañarme? —me quedo pasmada por un momento, trae puesta su pijama, únicamente el pantalón, sin playera, dejándome apreciar su abdomen marcado, el cabello desordenado...— cierra la boca que, estás babeando.

Reacciono de mis estupideces, veo en ambas direcciones, intentando recordar que botón presioné, me inclino a recoger las llaves del suelo.

—¿Qué piso es este? —me mira enarcando una ceja— no, espera ¿Qué edificio es este? —me observa con extrañeza— solo responde.

—Golden Empire, el piso dónde vivo —suelta obvio.

—¡Qué gracioso! —pongo los ojos en blanco, sujeto la maleta.

—No me digas, que piensas mudarte conmigo —señala la maleta con la vista.

—Ya quisieras tener tanta suerte —intento girar para volver al elevador y éste, me toma del brazo, con una mano y con la otra rodea mi cintura pegándome a la pared dentro de su departamento, está muy oscuro.

—¿Qué haces? —no responde, solo se acerca demasiado a mi rostro e intenta besarme, giro la cabeza antes de que lo haga, vuelve a intentarlo y repito la misma acción, sonríe... me toma de las muñecas, las coloca por encima de mi cabeza sujetándolas con una mano.

—La primera vez te gustó —toma mi barbilla y me hace mirarlo a los ojos.

—Estaba ebria.

—Eso, no es cierto, pero si quieres creerlo, no tengo ningún problema —habla muy cerca de mí, susurrando con la voz roca, roza mis labios con su pulgar, luego con su dedo recorre el espacio que hay entre mis senos, con lentitud, llega a mi abdomen, mi cadera, desliza su mano por debajo de mi vestido, hay demasiada tensión entre ambos.

—Detente —ordeno con voz firme.

—De verdad ¿Quieres qué pare? —me falta el aire, deja su mano en mi cadera tocando media nalga.

—Sí —la voz esta vez me sale entre cortada.

—¿Sí? —acerca sus labios a los míos logrando besarme, intento resistirme, muevo mis manos para soltarme, pero no lo logro, sigue besándome, intento hacer que me suelte logrando que suba su mano a mi cintura, no me suelta, de hecho, me toma con más fuerza, siento como poco a poco mi mente se queda en blanco perdiendo los sentidos, dejándome sin defensas ante él.

Corta el beso para tomar aire, me mira a los ojos por unos segundos y vuelve a besarme, esta vez correspondo, noto como va dejando de ejercer fuerza al punto de soltar mis manos y bajar la suya a mi nuca, me acerca más a su cuerpo luego y de la nada rompe mi vestido.

—¡Qué cabron! —despega su boca de la mía sonriendo con descaro, su acto hace que reaccione, se aleja un poco e intenta acercarse de nuevo, doy la media vuelta, él, me alcanza pegando mi espalda a su pecho envolviéndome con sus brazos.

—Es solo un vestido, no hay porque enojarse —recorre mi cabello y besa mi cuello lentamente, un beso tras otro.

—Cuando es una de las pocas prendas que posees... —gira mi barbilla con su mano cortando mis palabras con un beso corto, dirijo mi mano a su cabello y la otra, la pongo sobre su brazo, siento como algo duro me roza la espalda baja al grado de maltratarme, cuando me acerca más a su cuerpo, desliza su mano libre por mi abdomen, sube mi vestido, recorre un poco el elástico de mi panty, va bajando lentamente sus dedos hasta mi zona más sensible.