CAPÍTULO 20
Nyari
—Despierta —muevo a Maya de un lado a otro en la cama— que quiero desayunar.
—Nyari ¡No jodas son las 3 am! —vuelve a cobijarse— prepárate algo tú misma.
—Maya, dije que tengo hambre —la muevo— levántate.
—¡Nyari cómo jodes! —se levanta de golpe— había olvidado, que contigo cerca, no se puede dormir.
—No te quejes y date prisa —se levanta adormilada, se enreda entre las sábanas, retrocedo, no la sujeto, grita en el aire y cae al suelo sin poder meter las manos.
—Esto es tu culpa —se queja en el suelo.
—Se me antojan wafles —doy un brinco por encima de ella, sin ayudarle a levantar.
—Te odio —alcanzo a oír cuando salgo de su habitación. ejercito un poco mi cuerpo antes de ir a la cocina, mi olfato percibe un olor proveniente de la cocina y me apresuro a ella— no entiendo ¿Por qué? no cocinas tu misma.
—¿Para qué? si te tengo a ti —muerdo mi waffle.
—¿No funcionaron? —se refiere a las gotas.
—No las usé.
—Nyari —se molesta.
—Desayuna —le acerco uno a ella— recuerda que hacer corajes es malo para la salud y provoca arrugas a temprana edad.
—Es demasiado temprano para comer algo y no tengo arrugas —se mira en el reflejo de la vajilla tocándose el rostro.
—Más para mí —tomo su plato.
—¡Oye! —lo toma de regreso— no dije que no quería —muerde el desayuno, saco un sobre.
—Encárgate de ponerlo a raya —le entrego toda la información del tipo que se atrevió a robarme.
—¿Es del qué te robó? —revisa la información.
—Sí.
—Dalo por hecho, te aseguro que lamentar robarle a Nyari Romanov —Maya, tiene distintas formas de llamarme y es cierto, mi apellido real es, Romanov, que yo use provisionalmente Novalie, es por una cuestión en específico— ¿Qué tanta libertad tengo con respecto a su futuro?
—Si te refieres a ¿Qué tanto puedes divertirte? Dejaré que sea a tu modo
—Yeah —se emociona— después de todo venir a Londres, no será tan malo —dice y le recuerdo.
—Maya —advierto—, se cautelosa, mis enemigos rondan a mi alrededor y no son para nada amistosos.
—Razón por la que vine, no me gusta que andes sola por ahí sabiendo que esas alimañas están cerca —deja un beso en mi frente y se viste al igual que yo, ella, toma su camino y yo, el que me lleva al comando.
Estar aquí es aburrido, cierto que hay actividades por realizar, actividades que no me gustan, solo vengo y espero la hora para marcharme, me recargo en el escritorio y juego con el lápiz en mi mano, me entra una llamada, es Martha.
—Hola, cariño —dice por videollamada.
—Hola, Martha.
—¿Qué haces?
—Papeleo —le muestro el montón de papeles sobre mi escritorio.
—Ya te extraño —confiesa— mira —me muestra por videollamada el avance de sus diseños— ¿Qué te parecen?
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Nyari: El Imperio Caído
RomanceHay momentos en los que las personas se aman con locura y pasión desenfrenada, incluso se dice que nacemos con un hilo rojo, que no importa que se enrede, tuerza o jale, este no podrá romperse, no importa el tiempo que pase, no cambiara nada, pero ¿...