Nyari: El Imperio Caído

CAPÍTULO 33

CAPÍTULO 33

Nyari

Sam insistió en que saliéramos a divertirnos, con todo lo que sucede, accedí. Estamos en un club muy reconocido. Tiene buena música, todo es agradable.

—¿Vas a seguir molesta con el Morrison? —pregunta Maya— no has hablado con él en una semana. Y tú malgenio esta por los cielos —se queja mi amiga.

—No quiero hablar del tema —yo, no le he preguntado dónde se había metido, el día de la discusión, no sabía que ella, había regresado, de hecho, iba llegando.

—Siempre te ha afectado hablar de él —se refiere al hombre de mis pesadillas.

—Maya —giro a mirarla— No estoy de humor para hablar de él.

—Okey, me detendré —dice levantando las manos.

—Es una noche de chicas —habla Sam, ya ha bebido un poco— quiten esas caras. Miren que linda pareja —dice Sam mirando a una pareja en el centro de la pista— no les gustaría algo así en una relación.

—Yo ya estoy en una —respondo tranquila.

—Yo igual —completa Maya.

—¡Qué! —se exalta Sam— cuenten, cuenten, quiero saber todo.

—Mi billetera y yo hacemos mejor pareja que ellos —comento tratando de disfrutar la noche.

—Salud —mi amiga dice y chocamos las copas, disfrutando del momento.

—Ustedes son... —Sam no puede con nuestras respuestas.

—Que te decimos, no tenemos los mismos intereses, tú, en tu mundo eres feliz, nosotras en el nuestro —todas reímos. Sam está a punto de casarse y hace muchas preguntas sobre la pareja ideal. A Maya ya la tiene harta con ese tipo de preguntas y ahora va a empezar conmigo.

—Hablando en serio ¿Cómo debe ser la persona que este a tu lado? —pregunta con seriedad.

—Jamás me había hecho esa pregunta —confieso.

—Mentira —alega— al menos una vez en tu vida, debiste habértelo planteado —insiste. Y no la verdad no lo había hecho.

—De acuerdo, responderé. Debe ser un hombre fuerte y no me refiero a musculatura, eso es independiente. Debe ser inteligente, ambicioso, que su sed de poder sea imparable. Podría decir que, debe ser una persona que no tenga miedo.

—¿Miedo? —se sorprende y arruga ambas cejas, un tanto confundida.

—Sí —agrego— que se arriesgue aun sabiendo que va a doler. Debe ser una persona que se ame a sí mismo primero y después de ello, me ame, de lo contrario, no funcionará.

—¿Cómo? —parece no entender mis respuestas.

—¿Cómo pretendes buscar amor sino te amas a ti misma? ¿Cómo te atreves a exigir algo que no tienes?

—Entonces ¿Cómo se supone que encuentres a tu amor?

—El amor no se busca, te arrincona en una esquina y no te deja salir, mejor dicho, te niegas a salir —nos levantamos a bailar con planes de hacerlo toda la noche con sensualidad.

—Tú, no piensas precisamente eso sobre el amor —susurra Maya.

—No iba a dejar de preguntar si no respondía —Maya ríe.

Comienzo a moverme y los hombres no tardan en hacer acto de presencia. No estoy de humor, al bailar una mujer, derrama su bebida en mi vestido.

—Lo siento —finge la mujer sentirse mal. Veo mi vestido y está todo lleno de quien sabe que, levanto la mirada y veo a la pareja de la rubia, el hombre a su lado es Ethan, casi no lo he visto y ahora me lo encuentro en esté lugar, se la ha pasado todo este tiempo con mujeres. La mujer nota como me mira Ethan y finge intentar ayudar.