CAPÍTULO 23

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CAPÍTULO 23

Nyari

La guardia de Morgana, llegó junto a ella, nunca está sola, cuándo viaja, una guardia de 12 soldados altamente adiestrados siempre la acompañan en sus incursiones.

—Morgana —soy la primera en hablar, ella es una mujer con gran carácter, a simple vista se nota, la clase y educación del cómo ha sido formada, rara vez se involucra en problemas ajenos a su familia, es firme y clara en sus decisiones, apreciada y respetada, como también temida por sus súbditos, lo que más admiro de ella, es su sabiduría. Para la edad que tiene parece mucho más joven, mucho en verdad, mismos ojos verdes al igual que Maya, y todo su linaje.

—Nyari —dice mi nombre, se ve sumamente molesta, escucho el drama que hace Maya en la cabaña, es parte de su papel desviar la atención. Camino con Morgana, cuándo ella, da la señal para que sus hombres se alejen y de ese modo darnos privacidad.

Imagino que ya sellaron la cabaña por completo, debe estar al tanto de los no invitados.

—Sabes perfectamente que no puedes ingerir alcohol y no solo eso, sino que te atreviste a hacerlo en exceso, tu condición, no te lo permite —dice a modo de reprimenda, con una voz que a cualquiera intimida, no obstante, ya estoy acostumbrada.

—No vamos a hablar de mi condición —me desagrada que me lo recuerde.

—Nyari —dice mi nombre en un tono molesta.

—Morgana, en mi condición no puedo hacer muchas cosas, sin embargo, las hago, mi estado no me limita.

—Un día, ya no podrás llevar el mismo estilo de vida —lo sé perfectamente, que me lo recuerde está de más.

—Basta, no hablaremos de mis problemas, que no tienen fin, debemos centrarnos en un asunto distinto.

—Imagino de que hablas ¿Cuándo vas a aprender a seguir las normas? —menciona seria. Y nunca lo haré.

—Fue un momento de necesidad.

—Las justificaciones, no cambian los hechos —odio que use mis palabras en mi contra— te arriesgaste demasiado.

—Sabes que tarde o temprano iría a la tribu, vi la oportunidad y la usé.

—No doy audiencias de ese tipo, lo sabes, Romanov —su última palabra resuena en mi cabeza.

—Solo tienes que estar presente, yo haré el trabajo duro —sujeta mi muñeca.

—Espero no estés pensando en acompañarme —dice mirándome a los ojos.

—Voy a ir —aclaro con voz firme.

—Por supuesto que no —determina ella.

—Es mi derecho —le recuerdo.

—Acabo de revocarlo —dice sin más preámbulo.

—No puedes —suelto mi muñeca de su agarre, no puede hacerme esto.

—Soy la media luna, reina, líder del clan y máxima autoridad, claro que puedo.

—Tenemos un trato.

—Al entrar en la tribu sola, perdiste todo derecho de estar presente en la audiencia.

—Apuesto a que esto te alegra —digo con un tintineo de molestia e ironía.

—El hecho de que hayas entrado sola y arriesgarte, fue una irresponsabilidad de tu parte y cuándo me enteré... —toma aire, respira y continúa— da gracias a que no estaba cerca, de lo contrario...

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora