CAPÍTULO 25

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CAPÍTULO 25

Nyari

Despierto y no hay nadie a mi lado, Ethan no está, el imbécil no me despertó y seguramente todos ya se han levantado ¡Cómo mierda se supone que saldré en mi condición! No tengo nada de ropa puesta, los rayos del sol se filtran por la ventana formando sombra en el muro, me levanto y con la manta cubro mi cuerpo desnudo.

—¡Auch! —me duele el cuello, dormí torcida y me duele todo el cuerpo, no tengo mi teléfono para llamar a Maya, y me traiga un poco de ropa decente— ¡imbécil! —doy un brinco cuando, Ethan, abre la puerta de golpe— me asustaste —con la manta cubro mi cuerpo por completo.

—Tan temprano y ya estás de gruñona —se burla mirándome de pies a cabeza.

—No es gracioso —le arrojo una almohada. Él, ya está cambiado y duchado, su loción penetra mis sentidos haciéndome perder la cordura, viste ropa informal, jeans ajustados con una playera negra...

—Si te comportarás de ese modo —se da la media vuelta—, me voy y no te entrego tu ropa para que puedas vestirte —sentencia, muy seguro de si mismo.

—¡No seas cabron y dámela! —exclamo y me muevo rápido impidiéndole el paso poniendo mi índice en su pecho —mira mi acción por unos segundos y luego vuelve a enfocar la mirada en mí.

—Pídemelo amablemente y lo pensaré —me observa con naturalidad de pies a cabeza.

—No haré tal estupidez —ordeno extendiendo mi mano— dame mi ropa —no lo hace e intento tomarla.

—No —levanta el brazo sabiendo que no la alcanzo colocando su índice en mi frente.

—Ethan —quito su mano de mi frente de un golpe.

—Nyari.

—Ya dije la condición, hazlo y tendrás tu ropa de inmediato —lo miro por unos segundos y no, no haré lo que ordena, hago un movimiento rápido y lo golpeo, pero evita mi golpe, sabía que lo haría, así que, con mi pierna lo golpeo en el estómago, se inclina un poco y alcanzo a tomar mi ropa en un movimiento ágil.

—Hija de... —dice y salgo corriendo, pisa la manta haciendo que pierda el equilibrio, mis pies se enredan con la manta dando varias vueltas en el aire antes que mis acciones me lleven hacia el suelo, cuando creo que me estampare en el suelo, Ethan me sujeta en el aire, evitando que caiga— eres una...

—¿Una qué? —digo retándolo mientras estoy envuelta en sus brazos.

—Una... —lo beso y me pone de pie— te traigo ropa y así es como agradeces —se refiere a mi pierna en su estómago, pero él se lo busco. No me suelta mantiene amabas manos en mi cintura teniéndolo a centímetros de mi rostro.

—Gracias —me pongo de puntillas, lo beso y acepta gustoso, alargando el beso más tiempo.

—Sube a mi habitación, ahí puedes ducharte —propone y acepto.

—¡Qué caballeroso! —digo con una sonrisa y pone los ojos en blanco.

—Date prisa —exige.

—¿Preguntaron por mí? —pregunto mientras subimos las escaleras.

—¡Cómo si yo supiera dónde estás! —habla con ironía, sus padres saben que regularmente, Ethan, y yo, discutimos frente a ellos, así que, sería absurdo que le preguntaran a él, específicamente por mí o el ¿Dónde estoy?

—Concuerdo contigo —sujeta mi mano, envuelve mi cintura y me besa, pegándome al muro.

—Eres... —le impido hablar.

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora