CAPÍTULO 27

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CAPÍTULO 27

Nyari

Despegamos hace unas horas de vuelta a Londres, Maya está a mi lado, Elliot junto a Martha y Sonia al lado de Ethan. Ambos hablan de quien sabe qué.

—Nyari... Nyari —Maya mueve mi brazo.

—¿Dijiste algo? —no escuche lo que decía.

—Te estoy hablando y no me escuchas —reprocha.

—Pensaba en algo —le digo— ¿Qué era lo que decías?

—¿Descubriste algo? —pregunta Maya con discreción sin que nadie nos escuche.

—Sí —respondo.

—¿Y?

—No tienes por qué preocuparte.

—No has hecho nada ¿cierto? —su mirada es de preocupación— Ary, no puedes involucrarte en este asunto. Va en contra de los acuerdos.

—Maya, descuida, no hice nada —no moví ni un solo dedo.

—Sabes ¿Quién lo hizo?

—Sí, se quién fue —y como dijo Ethan, no fue un grupo, sino una persona.

—¿Quién? —indaga.

—Una persona que ya está muy lejos y que no volverá a interferir.

—¿Fue él? —pregunta ella.

—Sí, y como dije, no tienes por qué preocuparte, no volverá a interferir en los asuntos de tu clan —aseguro.

—Eso no es lo que me preocupa —añade— Lo hizo por lo que la tribu te causó.

—Estoy bien, todo está bien —le digo.

—¿Segura que no volverá a interferir? Cada que alguien, te hace daño o te lastima, él, entra en acción.

—No lo hará, ya no se lo permitirán.

—Así que, lo hizo a sus espaldas —asiento con la cabeza que sí.

—¿Cómo lo sabes si no hablas con él?

—Porque lo conozco.

Volamos por unas horas más y aterrizamos. Al estar en tierra, Martha y Elliot se van juntos, Ethan, lleva a Sonia a su casa y Maya y yo volvemos al departamento escoltadas por guardias.

Reviso en el sofá las facturas de mis tarjetas y mierda...

—¡Fuck! —dice Maya abriendo los ojos con exageración— Vaya que quiere llamar tu atención —señala las facturas—, solo mira cuantos ceros ha gastado en tonterías.

—Para ello es el dinero.

—¡Ay! ¡Pardiez! Estás molesta y no puedes negarlo, sigue gastando y gastando ¿No dirás nada?

—¿Qué no lo ves? Es su plan, quiere que responda las llamadas, por ello gasta de manera descomunal.

—Yo en tu lugar, ya lo habría ahorcado, el dinero es sagrado y más cuando cuesta tanto conseguirlo. Él no trabaja y si gasta a su antojo. —Maya se molesta.

—No le des importancia —guardo los papeles— del modo que gasta usando mis tarjetas, es como lo rastreo y mantengo vigilado.

—Te sugiero que busques un modo más barato de rastrearlo.

—Te aseguro que tomaré tu consejo en cuenta —sonrío.

—Lo digo en serio, Ary, debes ponerle un límite —me levanto— Nyari —no le hago caso. Solo me voy a mi habitación— no me ignores y toma cartas en el asunto —la dejo hablando sola.

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora