CAPÍTULO 17

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CAPÍTULO 17

Nyari

El silencio es abrumador, las risas, la alegría todo se evapora, las luces se apagan, lo único que alumbra es la luz de la luna. El caos comenzó, pasos fuertes se escuchan, fuertes destellos, las balas atraviesan los muros, recargan y dispararan, intentan resistir dando batalla, combaten cuerpo a cuerpo recibiendo heridas, están heridos, los refuerzos no llegan...

Mami... Papi... esto no puede estar pasando, no de esta manera, no quiero seguir viendo; no puedo, no lo soporto, toda la sangre, mis ojos siguen derramando lágrimas, no puede ser real, no están muertos, no son ellos los que se desangran, es mentira, todo es una pesadilla, solo una pesadilla...

Abro los ojos sudando y temblando, es la misma pesadilla, que se repite una y otra vez. No, no es solo una pesadilla, es la jodida realidad.

Reviso mi pulso, es inestable me falta el aire, tomo el pastelillo del suelo y lo arrojo a la basura. El sol no ha salido, se siente tan vacío, tan abrumador que debo recordarme a lo que vine y por qué, de lo contrario, tendré una crisis.

—Odio Londres —confieso lo que ya sé, mirando por la ventana.

Preparo mi desayuno, el móvil suena, el mismo número de siempre, lo ignoro, horneo panqueques, entra una llamada está vez, es Sam, quiere ir a desayunar y acepto.

—¿Qué ocurre? —actúa raro últimamente.

—Ayer... con lo ocurrido ya... no puede decirte...

—¿Qué? —miro la carta ¡Cómo si fuera a comer algo!

—No estoy segura, si aceptarás —duda— yo... yo... —está situación, me desespera.

—Sam, dilo ya, no le des tantas vueltas al asunto y habla.

—Quiero que seas mi dama de honor —quedo en blanco por su petición— di algo —sujeta mi mano.

—Yo, no... que no, no, no...

—¿Qué? ¿Por qué? No puedes negarte —claro que puedo.

—La respuesta es no, Sam —quito mi mano de su agarre.

—Por favor, sí, también quiero que me ayudes a elegir los vertidos, anda di que sí.

—¿Qué recibo a cambio? —pregunto dejando la carta de lado.

—Ser la dama más guapa —hace una sonrisa exagerada— y hacerme muy feliz.

—La respuesta sigue siendo no, no me gustan esa clase de eventos —se le borra la sonrisa poco a poco.

—Realmente creí, que si aceptarías —ya vez, que no—. Al menos puedes ayudarme a elegir los arreglos, la decoración...

—Lo haré... —me interrumpe antes de terminar mi frase.

—Gracias —se emociona demasiado.

—Siempre y cuando, mi agenda no esté tan apretada —esclarezco.

—Mala. Deberías decir sí, te ayudaré, no importa que esté ocupada, eso dicen las amigas.

—No en mi caso.

—Oye, sabes... los soldados hablan, dicen que casi provocas una guerra ¿ofendiste a la princesa? —¿Princesa? Esa mujer no es una princesa— que de no ser por, Ethan y la señora Martha, el conflicto habría resultado en tragedia.

—Sam, tengo más asuntos que atender —me levanto de la silla. En el comando siempre distorsionan las cosas.

—Vale, te veo en el comando —dejo el lugar. ¿Cómo llegó a pensar que yo participaría en su boda de tal modo?

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora