CAPÍTULO 11

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CAPÍTULO 11

Nyari

Salgo fingiendo hacer ejercicio, analizo todo a mi paso, soy pésima con la lectura de planos y mapas. Debo recorrer el lugar por mí misma, ver las personas a mi alrededor, los edificios, las tiendas que hay, localizo las cámaras de servicio público, las privadas, aun estando aquí, no he dejado que ninguna cámara me detecte por precaución. Londres, me hace un blanco fácil, pasaré estás dos semanas entrenando a los soldados fuera del comando, en algún momento pueden ser de utilidad, me arreglo debo estar en el bar que les indiqué, tomo un taxi, están en la entrada esperando por mí.

—¡Guau! Se ven muy bien —me sonríen.

—¿Qué haremos aquí? —preguntan. Están intrigados ¿Qué superior los lleva a un bar en medio de la nada? Cuando se supone que los debe estar entrenando.

—¿A qué se viene a los bares? —respondo de forma obvia— tu pregunta, me hace cuestionar tu intelecto, nos divertiremos y embriagaremos como nunca.

Entramos, los evaluó mientras beben sin parar estando en ese estado sin poder razonar, sus instintos salen a la luz o eso espero.

локализованная цель dicen a mi espalda rusos, esto me demuestra que el rumor ya llegó— поедет с нами.

—De verdad, yo no lo creo —antes de atacarlos miro disimuladamente a los soldados, no están cerca, se encuentran al otro lado del club, lo ataco con golpes certeros y rápidos, no viene solo se acercan más, hago que salgan al callejón, está desolado, no hay gente, saco mi arma, un tiro a cada uno directo en la cabeza, me arreglo el vestido, guardo mi arma y vuelvo adentro como si nada hubiera pasado.

El bar está en caos, claro iniciaron una pelea, no me entrometo que salgan por sus propios medios, los veo ser golpeados, ninguno está en sus cinco sentidos, llaman a la policía, saco a los tontos del bar antes de generar conflictos innecesarios, enviándolos a un hotel tienen moretones en toda la cara, llego a mi departamento es muy tarde o muy temprano, casi amanece.

—¿Así es cómo resuelves tus problemas para dormir? —me lo topo en el ascensor, está arreglado y perfumado, viste casual.

—Es un método que funciona —digo recargada, estoy exhausta, salgo, entro a mi departamento, voy directo a la ducha para refrescarme un poco.

Después de bañarme y relajarme, entro a la cocina envuelta en un albornoz con el cabello húmedo; siempre lo he conservado largo, aunque muchas veces no lo muestro, prefiero mantenerlo recogido, estando aquí, no le veo el caso, así que, lo dejo suelto.

—Largo de mi casa, no estoy de humor —digo al verlo parado en mi terraza, ya no me sorprende que esté aquí, saco pan tostado, mermelada, corto trozos pequeños de fruta, preparo un poco de café, colocando todo en la mesa ubicada en la terraza.

—¿Para mí no hay nada? —dice parado frente a la mesa.

—No te has ido aún —antes de servirme café, disfruto el aroma intenso del brebaje que acabo de preparar, sirvo en mi taza, lo dejo en la mesa, olvidé algo para la untar la mermelada en el pan, regreso encontrándolo sentado y bebiendo el café de mi taza.

—¡Eso es mío!! —digo molesta, el solo disfruta el café— ¡Ethan! —golpeo el suelo con la planta del pie, respiro, doy la vuelta y voy por otra taza, regreso sentándome en la silla a su lado, vuelvo a servirme café mirándolo feo.

—No te vi en el comando ayer —habla neutral.

—Estuve ocupada, así que, decidí no ir —hablo mientras pongo una buena cantidad de mermelada en el pan tostado, lo llevo a mi boca, Ethan, lo muerde al mismo tiempo que yo, abro los ojos con exageración por su acto.

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora