CAPÍTULO 3

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CAPÍTULO 3

Nyari

Una semana después, al parecer el imbécil, captó el mensaje de no joderme, sin duda un peso de encima menos. 

Tengo negocios que atender antes de largarme del país, así que, debo comenzar. Me visto con un traje de baño, de dos piezas, color amarillo, tomo mi bolso caminando por el hotel, hasta llegar a la piscina, dónde me recuesto en una tumbona a esperar el show, cuando...

—¡Parece que te diviertes! —dicen a mi espalda y mierda— ahora vas a fingir no conocerme.

—En realidad haberte visto una vez, no significa que te conozca —ignorarlo no es una opción ¡Claro, dejó de joderme! ¡Qué ingenua! ¿Cómo carajo pudo reconocerme? Si en ese momento llevaba peluca y mis ojos eran de color distinto a los de ahora.

—¡Vaya forma de despedirte! Lo que más me gustó fue el mensaje en mi frente —expone neutral.

—¡Sabía que lo amarías! —respondo gustosa, no tiene idea de lo feliz que ese simple acto me causó.

—Sabes que estás jodida ¿verdad? —dice tan seguro de sí mismo, sé que hacer dicho acto, no era correcto, pero cuando he hecho yo lo correcto, agrega— ser castaña y rubia, no te quedan, me pregunto ¿Qué tono si lo hará? —lo dice por mi apariencia distinta a la que vio ese día.

—En serio, y yo que creía que ser rubia me hacía lucir hermosa —digo burlona—, claro, toma asiento —digo al ver como se sienta en la tumbona de al lado, luce un short con unos lentes que lo hacen lucir muy atractivo, mostrando sus músculos adornados con tatuajes— parece que tu herida ya sanó.

—Hace falta más que un simple rasguño para causarme algún daño —dice gustoso y engreído.

—¡Apuesto qué sí! —la bala que rozó su brazo, no dejó ninguna cicatriz, como si nunca hubiera pasado.

—Supongo que no estás aquí por vacaciones —abre la boca de nuevo.

—Te gusta ser directo ¿Por qué tanta curiosidad sobre mí?

—mmm será porque quiero joderte —lo que dice me hace reír.

—Escuché bien ¿Tú? ¡Joderme a mí! ¡Qué gracioso! —es inevitable no decirlo en tono burlesco— ¿Qué te hace pensar que puedes hacerlo?

—Te aseguro que no estarás tan sonriente, cuando acabe contigo —no deja de lucir tan calmado, al grado de incomodarme, pero no lo demuestro.

—¿Qué quieres? —pregunto, necesito que se largue, o arruinará mis planes.

—Ya te lo dije —sigue neutral.

—Joderme, es tu respuesta.

—Sí —dice muy seguro.

—Ya veo, creo que tenemos un pequeño problema —simulo con mi mano la palabra pequeño al levantarme, tornándome más fría y seca, sin mostrar una sonrisa esta vez.

—¡Ah sí! ¿Cuál? —no parece intimidarle mi presencia o actitud.

—No me gusta que me jodan —me coloco frente a él— tampoco que me amenacen, ya que, eres el primero en decírmelo cara a cara, te daré la oportunidad de largarte por tu propia voluntad...

—¿O si no qué? —se levanta a encararme diciéndolo en un tono retador.

—Lo lamentarás —detesto que me amenacen.

—Miedo no me causas —suelta el imbécil.

—¿Quién dijo que quiero causarte miedo? sentencio—, Si para esta noche, no te has largado, tu sangre será derramada, no estoy jugando —revelo antes de darme la vuelta tomar mi bolso y volver a lo que estaba haciendo. 

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora