CAPÍTULO 26
Nyari
Aun no sale el sol, pero ya está por amanecer. Despierto lentamente sin prisa alguna, dormí de lo más tranquila, hasta podría decir que, como un bebé, aún después de la discusión de anoche. Discusión que prefiero no recordar para no amargar mi hermosa mañana.
¡No puedo creer que no haya tenido pesadillas! Ni una sola ¡Dormí sin compañía y no tuve pesadillas! Formulo en mi rostro de manera inconsciente una sonrisa que me hace gratamente feliz... Me estiro un poco, volteo a mi lado y ahí está ¡Ethan! Durmiendo como un bebe, se me borra la sonrisa por completo.
—¡Fuera de mi cama! —intento sacarlo con mis pies, prácticamente a patadas provocando que despierte de prisa.
—¿Qué te pasa? —reacciona adormilado, sin embargo, tiene entrenamiento militar y sus reflejos son muy rápidos y agiles, el muy astuto usa mis ataques en mi contra quedando sobre mi cuerpo— ¿Te falto sueño? —emplea un tono juguetón—, pero dormiste muy cómoda, como de costumbre sobre mí pecho, un acto que te encanta y disfrutas cada que lo haces —emplea un tono seductor y sexy que enloquece, pero estoy enfadada y ahora mismo no tiene efecto.
—No es cierto, no hice tal acto —niego sus tonterías. Mantiene mis muñecas sujetas a cada lado de mi cabeza, forcejeo, a pesar de, es inútil salir de su agarre, ejerce fuerza sin lastimarme o causarme daño alguno.
—¿Estas completamente segura? —me mira achicando sus ojos grises tratando de hacerme dudar, sin embargo, no tendrá éxito. Estoy muy segura de mis palabras.
—Lo estoy —contesto muy segura. No tiene camisa puesta, así que, veo su pecho descubierto, marcado por el ejercicio que hace. Estoy molesta, me digo a mí misma mentalmente, dejando de ver su sexy cuerpo, fijando mi vista en sus ojos para no caer en tentaciones.
—¡Ah si! Entonces ¿Cómo explicas qué? —se acerca susurrando en mi oído con voz ronca que me eriza la piel—, cuando entre en la cama inmediatamente me abrazaste y no me soltaste el resto de la noche.
—Mientes —mi voz sale con seguridad, aunque, comienzo a dudar de mis palabras. No, no, no lo hice ¿o sí? Trato de recordar y nada de lo que dice aparece en mis memorias y claramente no soy esa clase de mujer.
—¿Lo hago? —se refiere a si miente. Se acerca demasiado, besa mi cuello, besos húmedos que me hacen olvidar nuestra discusión de anoche, discusión que me causo un gran disgusto, una tonta pelea sin sentido y muy absurda a mi parecer.
—No —digo con voz firme para que no me toque, de lo contrario, perderé la poca cordura que poseo... Sus besos comienzan a bajar hacia mi pecho, luego a mi abdomen...
—¿No? —sube y besa mi mejilla. Roza la comisura de mis labios, quiero seguir molesta, de verdad lo quiero, pero no puedo y termino correspondiendo sus besos, suelta mis manos, las enredo en su cabello, disfruto el momento, ambos lo hacemos. Nunca deja las manos quietas, comienza a bajar lentamente disfrutando sus acciones, roza el elástico de mi panty y comienza a meter su mano, sus dedos hurgan en mi zona intima.... y en un movimiento audaz lo saco volando de la cama.
—Tal vez supere el enojo —le sonrío con descaro—, pero el orgullo, es algo completamente separado en mi sistema —salgo de la cama y me voy a la ducha con pasos rápidos.
—Te encanta provocarme ¡No es cierto! —dice mientras observo desde la entrada del baño, recargada en el marco de la puerta. Veo cómo se levanta del suelo, cabe resaltar que está en bóxer y luce muy erótico, pese a, orgullo es orgullo y corre por mis venas.
—¡Eres tan sabio! —me burlo y solo niega con la cabeza, es un acto que saboreo demasiado. Se pone de pie por completo.
—No te atrevas a cerrar esa puerta —sentencia con autoridad y una postura de seriedad, me mira fijamente, doy un paso hacia atrás manteniendo el contacto visual, luego miro la perilla de la puerta para enseguida volver a verlo a los ojos y sonreír con malicia pura.
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Nyari: El Imperio Caído
Lãng mạnHay momentos en los que las personas se aman con locura y pasión desenfrenada, incluso se dice que nacemos con un hilo rojo, que no importa que se enrede, tuerza o jale, este no podrá romperse, no importa el tiempo que pase, no cambiara nada, pero ¿...