CAPÍTULO 30

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CAPÍTULO 30

Ethan

Sigo trabajando en desencriptar la memoria, Sonia, me ayuda con ello, su familia se encarga de administrar el sistema de seguridad que, la madre de Nyari creo. La realidad es que solo han logrado acceder a un quince por ciento de todo el sistema. La madre de Nyari, era verdaderamente una genio en todos los sentidos de la palabra. Su sistema es tan complejo.

—Es imposible —dice Sonia cansada—, el sistema no puede descifrar el contenido de la memoria. Al parecer no es lo suficientemente bueno —está exhausta y solo lo han intentado un par de veces.

—Déjalo así y vete a descansar —el sistema no es el problema, el problema es que ella, no puede utilizarlo a su máximo potencial. No lo han logrado en todos estos años y dudo que algún día puedan hacerlo.

—Dijiste que trabajaríamos toda la noche —coloca su mano sobre la mía.

—Ve a descansar —ordeno quitando mi mano de la suya.

—Puedo intentarlo de nu... —la interrumpo.

—De ahora en adelante —me levanto de la silla—, me haré cargo yo mismo.

—¿Puedes llevarme a mi casa? —dice con un tono dulce que me molesta. Veo la hora en mi reloj y ya es muy tarde, seguramente Nyari, sigue despierta realizando alguna actividad tonta o rara para lograr conciliar el sueño.

Sonia, toma sus pertenencias. Salimos de mi oficina directo al estacionamiento. Sonia, se pega a mi brazo. Como cuando Nyari, nos vio antes. Veo al sargento que perdió el traje. Nyari, no le impuso ninguna sanción. Sin embargo...

—Sargento Brian —hace un saludo militar de inmediato al percibir mi presencia.

—Coronel —habla con voz firme.

—Lleve a la teniente Sonia a su casa —ordeno.

—Sí, mi coronel —responde no muy gustoso, pero opción, no tiene.

—Creí que tú me llevarías —dice Sonia mirándome y haciendo una cara que me da dolor de cabeza.

—Nunca dije que lo haría —hago que suelte mi brazo sin ningún tipo de cortesía.

—Pero... si tú —formula una sonrisa y habla con timidez—, me llevas, podrías quedarte un rato y...

—Los veo mañana —avanzo a mi auto. No tengo ni el tiempo ni el ánimo para escuchar tanta pendejada.

Veo por el retrovisor al sargento Brian, sé perfectamente que el equipo de Nyari y Sonia, se detestan y constantemente entran en desacuerdo por zanjadas.

Nyari, no permite que toque a su equipo o le castigue, pero por el momento es un buen castigo para él, en el futuro pensaré que otra sanción atribuirle, lo cual será sumamente satisfactorio.

Conduzco a mi edificio, tomo el ascensor y presiono el piso de Nyari. Toco el timbre y a los segundos abren.

—Morrison —dice la mujer que no esperaba que abriera la puerta. En un tono no muy agradable al verme, es como si no esperara mi visita.

—¿Dónde está? —demando colocando un pie dentro del departamento.

—¿Quién? —dice y me molesta que se haga la loca. Sabe perfectamente que me refiero a Nyari.

—¡La Romanov que vive en este piso! —digo con obviedad entrando de un todo al departamento.

—¡Ah! ¡Nyari! —dice captando.

—¡Hay otro Romanov! —mascullo con sarcasmo— si me refiero a Nyari.

—La interné en un manicomio —dice y respiro profundo— no espera —razona sus palabras y masculla en voz baja— eso no era lo que tenía que decir —hace memoria y añade— el alto más risco saltó —dice rascándose la cabeza— así tampoco era —hace una sonrisa fingida. Y realmente debo respirar para no matarla.

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora