CAPÍTULO 51

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CAPÍTULO 51

Ethan

Nyari luce un vestido hermoso color carmesí, ella me mira, pero no me sonríe por los presentes. Estoy ansiando quitárselo en este instante.

Me acerco a ella y mi mano se coloca en su espalda.

—Ethan —masculla mirando a nuestro alrededor—, hay muchas personas.

—Ven —le ofrezco mi mano libre.

—Ethan —vuelve a decir y acerco más mi mano hacia ella.

—Baila conmigo —susurro en su oído.

—Esto no está bien.

—¡Cómo si hiciéramos lo correcto! —mascullo y ella medio sonríe, pero aún no toma mi mano.

—Hay muchas personas —sigue con lo mismo.

—Ignóralas.

—Liam, está aquí —menciona.

—Él está coqueteando, relájate y baila conmigo —le recuerdo— Y ya lo hemos hecho frente a ellos en una ocasión del pasado —lo menciono por la vez en que ella, me invitó a bailar y accedí.

—De acuerdo —accede a bailar conmigo. Bailamos juntos, coloco mi mano en su espalda baja—, Se discreto —menciona mientras coloca su mano en mi hombro.

—Lo estoy siendo —revelo muy cerca de su oído, vaya que lo estoy siendo, de lo contrario, ya estaría devorando sus labios y la tendría más cerca de mi cuerpo, pero me estoy conteniendo.

—Se nota todo lo contrario —musita.

—Deja de estar ansiosa, disfruta y relájate —advierto—, o voy a besarte para que lo hagas.

—No bromees con ello en este momento —me mira fijamente al decirlo.

—No es una broma —respondo con seriedad.

—No puedes hacerlo frente a tantas personas viendo.

—Prefieres que lo haga en privado —menciono con voz ladina.

—Ethan —Nyari me pica las costillas.

—¡Y yo soy él que no es discreto! —mascullo con sarcasmo.

—Esto —reclama—, es tu culpa.

—¡Mía! —enarco una ceja mirándola, seguimos bailando y sinceramente no me importa que vean esta escena, además, todos están en su mundo.

—Tú me haces hacer cosas locas —sonrío de medio lado por lo que dice.

—A ti también te gusta cometer actos extraordinarios —comento y sonríe.

Le doy una última vuelta y la canción termina, salimos de la pista.

—Ten —le ofrezco una bebida.

—Ethan, sabes que no... —la interrumpo.

—Puedes hacerlo, no te ocurrirá nada.

—¿Cómo estás seguro? —cuestiona.

—Yo me encargué de ello —revelo.

—¿Supervisaste la comida y bebida? —habla con sorpresa.

—Sí —respondo restándole importancia.

—¡Hablas de verdad! —ella se sorprende.

—No te lo ofrecería si fuera lo contrario —musito.

—¡Cada día me sorprendes más! —dice mirándome y acepta la bebida.

—Y eso es bueno o malo —digo mirándola.

Nyari: El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora