Capítulo 33

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***

-No puedes estar enojada toda la vida.

-Claro que puedo.

-No lo creo.

-Sal de mi vista, Charlie.

Lo miré fijamente, intentando no caer ante sus ojos azules. Curvó sus labios hacia abajo de una forma muy exagerada, intentando mostrarme lo triste que estaba.

-Por favor, solo te hice una pequeña broma -tomó mi mejilla y la apretó levemente. 

-En la clase de pociones... ¡Al frente del profesor Snape! -exclamé, sacando su mano de mi mejilla de un manotazo. 

-¡No te castigaron!

-¡Por suerte!

-Vamos, Am... -se acercó a mí y me quitó mi libro de las manos.

-No -lo miré furiosa. 

-Vamos, vamos, vamos... -repitió como niño chiquito. 

-¿Puedes callarte? Intento leer -le quité mi libro.

-No.

Dándole la última mirada que expresaba mi enojo, cerré mi libro y me paré del sillón de la sala común para dirigirme a mi habitación. Charlie iba detrás de mí, sin parar de hablar. 

-Te invito una cerveza de mantequilla.

-No.

-Te compro chocolate amargo.

-No.

-No te vuelvo a pedir que revises mis ensayos, ni que me des las respuestas de los exámenes, ni que volemos en escoba, ni que me despiertes para ir a clases, ni que me hagas resúmenes de los libros...

Me giré en medio de la escalera y vi su rostro expectante a mi respuesta. Una respuesta bastante obvia. 

-No. 

Volví a girarme para dirigirme a mi habitación. Charlie soltó un bufido y siguió hablando mientras me seguía. Ya estábamos en el pasillo, donde estaban las habitaciones de las chicas. 

-¿Qué debo hacer para que me perdones?

-No te quiero perdonar.

-Pero yo quiero que me perdones, me aburro... -tomó la manga de mi túnica y la tironeó. 

Su voz, su actuar, todo en él era tan infantil, que tuve que parar y mirarlo para ver si realmente tenía la misma edad que yo. Puso una expresión de cachorrito que hizo el mismo efecto en mí que cuando veía un cachorrito de verdad, pero intenté ocultarlo bajo mi fachada de enojada. 

-Cualquier cosa, solo dilo -dijo, insistente. 

Bueno, ya llevaba tres días ignorándolo, lo que hasta la fecha era lo máximo que había podido estar enojada con él. Es que Charlie no me hacía fácil el trabajo de estar enojada, era insistente, muy insistente cuando no le prestaba atención. 

-Está bien -me crucé de brazos con mi libro en mi pecho -Debes prometer que no me volverás a hacer bromas en clases.

-Lo prometo -dijo, enderezándose y levantando una mano como si fuera hacer un juramento. 

-Y... 

-¿Y...?

-Quiero que leas mi libro favorito -dije, esbozando una sonrisa. 

Dragones en las estrellas [Charlie Weasley] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora