Capítulo 34

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Nunca pensé que el silencio sería peor que las discusiones, pero ahí estaba, buscando cualquier excusa para hablarle a Charlie. Si íbamos a estar viviendo bajo el mismo techo, no pretendía vivir en silencio, aunque en un momento pensé que me gustaría, me equivoqué.

Charlie no me ha hablado en dos semanas, desde que le dije lo que sentía no me ha vuelto a dirigir la palabra, ni yo a él. Quería escuchar su voz, sus preguntas, sus opiniones, sus pensamientos sobre el bebé, quería escucharlo y rebatirle todo lo que me diga, y discutir hasta que uno de los dos se enoje y luego él me vuelva a hablar como si nada hubiera pasado. Era eso o que se fuera, porque no soportaba el silencio entre ambos.

No tuve el valor para echarlo, quería que se fuera solo, que él se diera cuenta que aunque extrañaba su voz, sobraba en ese piso. Se mantenía callado en todo momento, pero no se veía dispuesto a irse.

O eso pensaba.

-No crezcas tan rápido, que no me queda la ropa -murmuré en voz baja mientras me acomodaba un chaleco de lana abierto, sin botones, que si los tuviera no me cruzaría.

Acomodé mi cabello, para que no se viera desordenado, y tomé mi bolso para salir de la habitación. Al salir, quedé mirando inevitablemente al sillón donde dormía Charlie, estaba sentado ahí mientras ordenaba sus cosas en su bolso.

Sentí una fuerte presión en el pecho al ver que estaba haciendo su bolso. Quería que se fuera, porque sabía que era lo correcto, pero eso no cambiaba el hecho de que me había acostumbrado a su presencia.

Aclaré mi garganta y me crucé de brazos, adoptando una postura seria. No sé que tan intimidante me veía al estar apoyando mis brazos sobre mi panza de cinco meses, pero intentaba parecer como si fuera capaz de matar a alguien.

Charlie terminó de guardar una chaqueta, de una manera muy desordenada, en su bolso, y con toda la calma del mundo giró su cabeza para dirigirme la mirada.

-¿Al fin te vas? -pregunté, intentando mantenerme seria.

No dijo nada, desvió su mirada un momento y volvió a ponerla encima de mí.

-¿Es lo que quieres?

-No me contestes con preguntas, Charlie.

-Me iré unos días, debo reclutar gente, esa es mi misión dentro de la Orden -dijo con calma, cerrando el bolso.

-Entonces, ¿volverás?

No sabía si mi voz había sonado desinteresada o afligida por escuchar un no como respuesta. Pero creo que todo indicaba a que había sonado como la segunda opción.

Culpa a las hormonas, culpa a las hormonas.

-No lo sé -contestó con sinceridad -yo no decido eso.

-Tú y tu mal gusto de siempre darme las elecciones a mí, ¿no?

-Bueno, tú siempre has sido la razonable aquí.

Fruncí los labios y apreté mucho más mis brazos sobre mi pecho.

-¿Vas a volver o no, Charlie? -pregunté impaciente.

-Cada vez que has tomado una elección, pienso que es la incorrecta, Am, porque creo que mi ego no me dejaba darme cuenta que en el fondo siempre tuviste la razón -dejó salir un largo suspiro y volvió hablar con tranquilidad -No fuiste a buscarme, tenías razón, lo nuestro no hubiera funcionado, pero como un tonto lo seguí intentando años más tardes, y me rechazaste otra vez, pero claro, yo de nuevo con mi ego por delante haciendo que esta relación funcione a la fuerza. Muy estúpido de mi parte, ¿no?

Dragones en las estrellas [Charlie Weasley] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora