Charlie Weasley
Seis malditos meses. Desde hace seis meses no veía a Am. Me había intentado comunicar con ella, quise ir a la casa de su tía, pero la chimenea ya no estaba conectada y aparecerme en sus terrenos no era una opción, esa casa es de millonarios, las personas de servicio me sacarían antes de que pudiera verla. Lo sabía por experiencia propia.
Fue al mes cuando me invadió la locura y, a pesar de las insistencias de Bill y mis padres, fui a su casa para verla.
Un fracaso total. Según el desagradable señor que me atendió la Señorita Amber no estaba recibiendo visitas. Le expliqué quién era y por qué necesitaba verla con urgencia, pero con su mejor cara me dijo que iba a llamar a la policía por invasión de propiedad si no salía en cinco segundos de su vista. Por supuesto, se generó una pelea donde terminó saliendo su tía.
La detesto.
Sé que la estaba cuidando, sé que ella es uno de los pocos familiares que Am tiene, pero la detesto. Esa mujer no tiene corazón, por lo menos no para mí. Sé perfectamente que ese día me veía en un estado deplorable, que cualquier persona que me viera por la calle sentiría pena por mí. Pero ella no. Le hice mil preguntas sobre Am y le pedí mil veces que me dejara hablar con ella, pero fue inútil. Se alejó haciendo sus tacones resonar de manera exagerada mientras decía:
-Si no se quiere ir, libera a los perros, Walter. Seguramente están hambrientos.
Claramente me fui después de seguir discutiendo unos minutos más.
¿Cómo podía dejarme así de fácil? ¿Cómo podía abandonarme? No lo entendía, mi cabeza no lograba comprender cómo ella se fue, dejándome solo. Ambos habíamos perdido a nuestro hijo, no solo ella. Pero Amber se decidió ir y ni siquiera tenía la maldita amabilidad de mandarme una carta.
Está bien. Tal vez necesitaba alejarse... no lo comprendía, pero sé que eso es lo que ella podía necesitar. Aún así me eliminó de su vida por completo. No fui cualquier persona. No fui cualquier extraño. Fui su compañero, su mejor amigo, su novio, el chico con el que vivió sus primeras experiencias, la persona con la que iba a forma una familia... ¡No era cualquier persona para que me alejara de esa forma!
-Vas a terminar rompiendo el techo.
-Lo repararé con magia -contesté mientras seguía tirando la Quaffle al techo.
-¿Vamos a dar una vuelta? Debes despejarte.
La Quaffle llegó a mi mano y se la tiré a BiIl en el pecho. Mi hermano la atrapó rápidamente y una sonrisa se formó en su rostro.
-Por alguna extraña razón, ya me esperaba esta reacción -empezó a pasar la bola de una mano a otra.
Me incorporé en la cama y lo quedé mirando.
-¿Qué te dijo? -pregunté de inmediato.
Bill suspiró y dejó la Quaffle encima del mueble. Su rostro me lo decía todo, ni siquiera tenía que escuchar su respuesta, era evidente, al igual que siempre.
Me alteraba, que las personas siguieran sin darme información de Amber me hacía enloquecer. ¿Cómo eran capaces? ¿Cómo ella era capaz?... ¡Vida de mierda!
-Tonks es una mentirosa -espeté rápidamente -me odia y ni siquiera sé por qué. Por eso no abre la boca.
-No lo sé, Charlie... -Bill hizo una mueca -se veía mucho más preocupada que yo. Y Tonks no es mentirosa, pero sí es torpe. Si hubiera querido mentir se le hubiera notado o hubiera soltado algo sin darse cuenta.
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Dragones en las estrellas [Charlie Weasley] TERMINADA
Hayran KurguLA NOVELA PUEDE TENER CONTENIDOS DE VIOLENCIA. -¡Yo estaba dispuesto a quedarme por ti! - gritó - ¡solo te pedí una cosa, Amber! Me quedé en silencio aguantando las lágrimas. -Solo tenías que pedir que me quedara - murmuró mientras tomaba mi rostro...