Capítulo 35

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No recordaba que Charlie fuera tan blando y cómodo... tan así, que tuve que abrir mis ojos para darme cuenta de lo que sospechaba. No estaba abrazando a Charlie, sino a una almohada. 

Me incorporé con pesadez, mis ojos se sentían raros después de la cantidad de lágrimas descomunales que derramaron el día anterior. Quedé mirando alrededor de la habitación, y no vi al pelirrojo por ningún lado. Mi mente inmediatamente empezó a funcionar, y me empecé a preguntar qué tan cuerda estaba. Tal vez todas sus lindas palabras de anoche las creó mi imaginación, y Charlie en esos momentos estaba en Rumania reclutando gente e intentando recuperar su trabajo.

No podía ser cierto, lo recordaba muy bien. Me había  ayudado a sentarme en la cama y había secado mis lágrimas, me intentó tranquilizar por minutos y cuando lo logró, me sacó los zapatos y me acotó en la cama. Él se acostó a mi lado y acarició mi cabello hasta que me quedé dormida. 

Estaba entrando en pánico, pero antes de que pudiera cruzar la delgada línea de la locura, la puerta se abrió, dejando ver a Charlie. El alivio recorrió mi cuerpo al ver al pelirrojo entrando con el desayuno en una bandeja. 

-Buenas tardes -dijo mientras dejaba el desayuno en la cama.

-¿Tardes? -lo miré extrañada. Pasé una mano por mi rostro intentando sacar el cansancio de el, inútilmente.

-Ya es medio día -dijo Charlie, apuntando mi reloj.

En efecto, era medio día. Mi cara de sorpresa hizo que Charlie soltara una carcajada.

-¿Por qué no me despertaste? -pregunté con el ceño fruncido.

-¿Por qué hacerlo? Estabas durmiendo plácidamente -sonrió divertido -aunque fue bastante difícil salir de la cama. No me querías soltar, por un momento pensé que tenías pegamento en las manos.

No pude evitar sonrojarme, avergonzada. 

-Desayuna. Quiero que vayamos a comprar algunas cosas.

Miré la bandeja y me dispuse a tomar el jugo, necesitaba líquidos en mi cuerpo. Charlie me observaba mientras comía fresas como un niño pequeño. Ninguno decía nada, aunque sabíamos que había mucho que conversar. 

-Charlie... -murmuré -sobre ayer...

-No ahora -me interrumpió  -Am, ya has pasado por bastante estrés. Estrés que no deberías estar pasando -me dio una mirada culpable.

-Lo sé, pero...

-¿Quieres saber si me sentí obligado a decir todas esas cosas ayer? -odiaba que me conociera tan bien. Asentí con un movimiento de cabeza rápido -No. Todo lo que dije ayer es verdad.

Entonces sí quería al bebé, no estaba ahí por obligación... 

Le di una débil sonrisa y seguí comiendo el desayuno. Charlie se llevó la bandeja y me dispuse a darme una ducha para luego recorrer mi armario buscando algo que me cruzara. Tal vez, debería comprarme ropa para no pasar por ese deprimente momento donde ves que algo no te quedaba bueno. 

Me crucé el bolso por encima de mi hombro y salí de la habitación. Charlie miraba un libro, con una expresión aburrida, que yo había dejado a medias hace algún tiempo. 

-¿Entonces...?

-Bueno -Charlie se paró y caminó hacia mí -lo mejor sería que no te dijera el lugar de nuestro destino, pero dada a mi poca habilidad y conocimiento del mundo muggle, no me queda de otra que contarte, Am.

Lo quedé mirando confundida, esperando a que siguiera hablando.

-Yo pensé que sería una buena idea comprarle una cuna al bebé -soltó rápidamente.

Dragones en las estrellas [Charlie Weasley] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora