Extra 1 - Después del fin.

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Si bien era cierto que su cuerpo milagrosamente se había curado, desde los huesos rotos hasta los órganos perforados, no quitaba el hecho que dolía como el infierno. Tan así que un ligero movimiento le hacía estremecer y agonizar. William pensó "¿Así de doloroso fue en mi última vida? ¡Quizá cien veces peor!" Y no se equivocaba, pero ahora mismo debía aferrarse a la idea de ponerse en pie y mirar el desastre ocurrido fuera del teatro. Para su felicidad y sorpresa los daños externos no fueron demasiados, en el momento en el que él subió al techo y tocó para los espectros, estos enfocaron toda su atención en él y arremetieron, olvidando por completo a las personas que perseguían y la estructura circular del teatro.

Darien y Terry lo ayudaron a ponerse en pie, hombro con hombro. Caminaron escaleras abajo y salieron de entre los escombros, de lo que antiguamente era el teatro. Unos pasos más y se toparon con una multitud que los miraba ensombrecidos, todos ellos gritaban al unísono.

—¡Vete a la mierda William Wilder! ¡Deberías arder en el infierno por tus actos crueles y falta de moral!

Darien les miró enfurecido, William, quejumbroso, le pidió que no armara escándalo, ni él ni Terry.

—Darien, por favor... esto no me afecta en absoluto, mi cuerpo jodido sí que lo hace

—¡Blasfemia! ¡Blasfemia! ¡Eres la encarnación de Satanás!

—Qué halago —dijo, a duras penas. —pero no, ese era Nicollo Paganini

—¡Tú! ¡Muere!

Ya estaban por írseles encima, pero una persona entre la multitud se interpuso al adelantárseles y confrontar directamente a William.
Una cabellera rizada pelirroja y mejillas duraznos, con un maquillaje desastroso por culpa de las lágrimas y el miedo.

—William... —susurró, melodiosa y angustiada. —William..., ¿por qué?

—Greta... —replicó, entre quejidos. —nena... mira, en serio quiero decir todo pero-

—¡Entonces dilo! ¡Dilo o jamás te perdonaré por lo sucedido! Allen era un buen niño, Gelida era NUESTRO mentor, un padre y figura de autoridad, ¿¡Por qué se volvió espectro!?

—Oh... sobre eso... Darien —lo miró, pidiéndole el violín

—No estás en condiciones para-

—Créeme, lo estoy

—¡SU VIOLÍN! ¡QUÍTENLE SU VIOLÍN! ¡ES SU ARMA DEL DIABLO! —exclamó la multitud, Greta los miró con odio e inmediatamente los calló

—¡Primero dejen que responda mis preguntas! ¿¡QUE A NADIE LE IMPORTA SABER LO QUE OCURRIÓ CON GELIDA!? ¡Bastardos!

Todos la miraron como una mujer petulante y grosera. Acababa de terminar un caos y a ella solo le importaba una persona que ya no estaba, en este punto ya no se sabía quién era más desalmado. Si los presentes o el violinista espectral.
William alzó el arco y entonó invocación, llamando rápidamente a Gelida. Dicho emergió del suelo con sus cadenas colgantes. Todo el mundo quedó boquiabierto al comprobar que era él, anteriormente por el escándalo y la necesidad de huir no habían prestado tanta atención a ese espectro. Por lo que, muchas miradas se llenaron de lágrimas y algunos incluso cubrieron sus labios por el horror. William les mostró a través de la sonata Sueño los difusos recuerdos de su mentor. Su asesinato, su tiempo de miedo y frialdad bajo las aguas. La razón exacta por la que se había vuelto un espectro feroz, dejando atónitos a los presentes. Ahora que William había descifrado todo, las siluetas distorsionadas por fin tomaban la forma de sus agresores. Los hombres que arrojaron a Gelida se trataban nada más y nada menos que Anton junto a otro hombre que solía acompañar a Norman, y la mente maestra de todo, por supuesto, Norman Schneider.

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora