Capítulo 47 - Es tú culpa

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Pasados unos días del incidente de Verónica, William no podía dejar de imaginar esa estrecha relación. Se había convertido en una obsesión a la que recurría todos los días. Se perdía en las cuerdas de su violín e indagaba perdido en su mente, ansioso por un par de preguntas.

—¿Qué te tiene tan angustiado? —dijo Gelida al dejar la taza de té sobre la mesa. Sus palabras sacaron del trance a William quién inmediatamente alzó la mirada

Viajaban rumbo a Londres en tren para la primera presentación en grande de Darien. El menor estaba emocionado pues este era el momento que había estado esperando por mucho tiempo, el punto donde podría mostrar con orgullo sus enseñanzas de sus dos más grandes mentores, desde Gelida hasta William. Pero, especialmente William a quién admiraba sin vacilaciones.

—Nada

—No mientas, llevas perdido desde hace días ¿acaso ocurrió algo para que te conmocionaras tanto?

—No

—Mmm... incluso pareces más perceptivo —respondió entre risas. —en circunstancias habituales probablemente me habrías evitado con una mirada arrogante, ¿No lo crees Darien? —dijo al mirar al menor y dicho asintió nervioso. —¿Tú qué dices pequeño? ¿Este maestro tuyo tiene algo que lo delate cuando algo le molesta? Siempre he pensado que sus cejas se inclinan más de lo habitual

Darien negó.

—¿Será que baja el mentón y hunde los labios? ¿O esas líneas de tu frente se vuelven apáticas pero estilizadas? —rio varias veces, pero William parecía no inmutarse ante sus comentarios

—Pestañas —dijo Darien

—¿Ah?

—El... el... maestro Wilder... pestañea rápido

—¿En serio? ¡Vaya! Qué buen ojo tienes Darien, parece que William no es el único perceptible aquí, ¿no lo crees?

William continuaba mirando el violín, Gelida hizo una mueca y suspiró.

—Al menos ríete, no es divertido si no te enojas

—Mis padres, ¿usted cree que ellos me amaban?

Gelida alzó las cejas, Darien también parecía consternado por tal comentario.

—Había devoción en los ojos del padre de Verónica, ¿cree que me mirarían con esa misma devoción? Los lazos de sangre son fuertes, quiero verlos más de cerca, maestro Gelida ¿usted sabe algo al respecto?

Gelida se mantuvo inerte un par de segundos y después de un silencio profundo, suspiró.

—William, lo único que debes saber es que tu padre soy yo. Tu educación, tus modales, las cosas buenas y caras vienen de mi mano porque eres mi hijo así no compartamos lazos de sangre, lo demás es... irrelevante

William calló, mirándolo por un momento y de nuevo al violín.

—Tu prioridad ahora debería ser el chico frente a ti, su presentación es lo más esperado esta noche y seguro que él espera que lo veas en primera fila, ¿no es así Darien?

Darien hundió los labios, pero asintió levemente.

—Todo este tema de los espectros... es bueno que quieras ayudarlos pero debes darte un respiro de vez en cuando, en lo que va del mes ya has hecho bastante por numerosas familias. Los más escuchados son Kokia y el espectro del granero, así que por favor... —extendió su mano hasta la de William

Él alzó la mirada y se encontró con los ojos castaños de su mentor. Aunque parecían tranquilos y comprensivos por las buenas acciones de William, no podía evitar preocuparse. En ese momento, William aún cedía a aquellas miradas flexibles, todavía daba a torcer su mano aunque tuviera un perfil serio.

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora