—Hijo de puta... —exclamó William con sabor amargo bajo la lengua, se le hacía bilis cada que Lysandro lo tocaba
—Will, Will, Will, ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? ¡NO TENGO MADRE!
—¡No me cargues! ¡Yo solo puedo caminar!
—¿Ah sí? —dijo al alzar la ceja. —Bueno, entonces ponte de pie... ya
—¡LO HARÉ, yo sol-
—¡YAAAA!
Lysandro podía observar la delgada línea de su mandíbula hundirse cada vez más, todo por culpa de la frustración. William podía tener la apariencia de un joven atractivo y vivaz, pero su alma era la de un anciano refunfuñón, listo para atacar si era necesario.
—¡NO QUIERO QUE ME CARGUES!
—¡OSSSSHHHH! Deja de lanzar mordidas William, si sigues así tu dentadura se caerá
—¡TÚ!
—Baaaah, quizá esta vez me excedí ¡Pero tú me conoces! ERA OBVIO QUE NO IBA A RESISTIRME A TU PIEL, es suave, brillante y tus ojos ¡OOOHHH! Perfectos para coleccionar
—Eres un-
—¿¡UN QUÉ!? —dijo al pegarle con la sombrilla en la cabeza continúas veces. —¡Dilo maldita sea! ¡Y te pegaré una patada la próxima vez en los testículos!
—¡Para de una vez Lysandro! En todos estos años, ¡SIGUES SIENDO UN INMADURO!
—¡Buah! —echó carcajadas. — William, me conoces bien... no solía divertirme tanto hasta que te conocí, siempre eres tan impredecible y siempre tratas de dar más de lo que tienes... para mí, eso es patético... pero para ti eso resulta tan natural, el no comprender es lo que lo hace divertido
Lysandro se acercó a William y extendió su sombrilla, causando una ventisca que alzó los vidrios del cuerpo de William. Los sacó de manera precisa y sin dolor, William solo podía limitarse a morder el interior de su cachete, maldecirlo no serviría de nada, Lysandro era simplemente una persona que pasaba desapercibido los insultos. Rara vez se molestaba, pero la mayor parte del tiempo prefería hacer caso omiso a aquello que no le aportara algo.
Lysandro le tendió la mano, pasaron cinco segundos antes de que William decidiera corresponder a su gesto amable, suspiró con pesadez y se levantó a duras penas. Aún podía sentir cómo el dedo donde había sido desprendida la uña seguía punzando, el líquido carmín se escurría hasta llegar al suelo. Lysandro sujetó su brazo y lo colocó por detrás de su nuca, en un principio William se mantuvo reacio a seguirle el paso, incluso jaló su brazo, pero sus tobillos estaban tan dañados que no tuvo opción más que apoyarse en Lysandro.
—Me necesitas, incluso si lo niegas... —replicó Lysandro en un tono burlón
—Solo lo hago porque estoy herido, no te hagas ideas falsas
—Entonces me necesitaste toda la vida
Lysandro apoyó el ápice de su sombrilla sobre el suelo. Y su ojo, como un espejo reluciente dejó salir un brillo incomparable. Los espectros susurrantes a su merced de pronto volaron en su dirección, dejando a Gelida y Kokia confusos y se dirigieron hacia el paraguas de Lysandro para ocultarse.
—Si te soy sincero William... quedé muy sorprendido cuando los espectros que llamaste atacaron a los míos... en un principio tenía duda de que eras tú, pero el hecho de que Kokia arrematara contra los suyos me aclaró por completo
—¿Tú eras uno de los espectros que nos atacó?
Lysandro negó, riendo.
—Veía desde lejos... a través de sus ojos puedo percibir muchas cosas... y cuando vi tu rostro pensé que eras un imitador más, pero nadie toca el violín como tú lo haces, además... esa sonata era tan precisa que sería una ofensa olvidarla
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Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]
Teen FictionEn el pasado, William Wilder era el violinista más temido de toda Inglaterra. Amado y odiado por su don tan sublime sobre las cuerdas de su oscuro violín, pues no solo causaba contusión entre los vivos, sino también entre los muertos. Tras su fallec...