Capítulo 42 - Silencio

163 18 1
                                    

Se dice que un niño siempre es una bendición, se dice que los padres siempre se sienten orgullosos al tener un hijo al que amar, pero ¿Y si no fuera todo eso cierto? ¿Y si resulta en tragedia y abandono? No puede culparse a alguien de no querer quedarse, especialmente cuando no pidió venir.

Eso fue lo que pensó William Wilder el día que compuso la sonata "Verdad". Había una catástrofe en otro de los pueblos donde uno de los espectros atacó un hogar. Estaba furioso, claramente en busca de saldar cuentas pendientes en vida. Todos acudieron a William pues habían escuchado lo que había logrado contra el espectro agonizante, y si él lograba algo así, era capaz de cualquier cosa. Más que ayudarlos, acudió porque estaba deseoso de probar su nueva sonata, aunque dudaba si serviría para calmar al espectro. Durante el camino, dentro del tren también se mantuvo ocupado escribiendo una nueva sonata y como siempre, callando a Darien para que no lo desconcentrara. El menor se mantenía en silencio, contemplando las pestañas largas de su mentor, se había percatado de que cuando una nota parecía desalineada en los escritos de su mentor, estas se movían más rápido a medida que fruncía el ceño. Cuando algo no le parecía agradable también, de manera inesperada tensaba la mandíbula.

—No entiendo porque Gelida insiste que una sonata debe comenzar con un alegro complejo, si empieza siempre de esa manera no es inesperada y de tal forma, no sorprende a nadie

Darien hundió los labios, queriendo preguntar pero dudando por las instrucciones de mantenerse en silencio.

—La exposición, el desarrollo y la recapitulación no tienen problema alguno, quiero decir, son técnicas complejas pero no para mí. Personalmente incluir un adagio al final me parece perfecto, de usar uno en forma de danza probablemente resulte violenta, quizá... algún día haga una excepción. —suspiró. —si es mayor y compleja la formación instrumental, mayor, compleja y flexible se vuelve la aplicación de la forma sonata, ¿quién lo diría? Cualquiera pensaría lo contrario —dijo un tanto sarcástico

Acarició sus sienes y después miró hacia el frente, donde Darien lo veía atento.

—¿Y tú por qué no hablas? ¿Sabes que es grosero?

Darien abrió la boca, pero rápidamente fue interrumpido.

—No puedo creerlo, te he dado lecciones de cortesía y educación básica y ni así los aplicas correctamente. De no ser porque se trata de mí, pero si fuera Gelida ya te habría golpeado con la libreta

—Mm...

—Realmente deberías dar las gracias, suelo ser un impaciente pero he tenido bastantes consideraciones contigo

Darien asintió. Además de las pestañas rápidas y la mandíbula tensa, su maestro tenía ese mal hábito de desquitarse con los que tenía cerca cuando estaba de mal humor, así que Darien no lo contradijo y le permitió ser. Después de todo, le respetaba y admiraba.

—¿No tienes nada que decir? —dijo fastidiado. —al menos una opinión sobre mi porquería de sonata, ¡Adelante! Eres libre de expresarte. Ya sea que las notas te parezcan una mierda o no encajen y sean agraciadas para el oído del vivo y el muerto

—Di-Disculpe maestro, no pretendía ofenderlo —masculló, apenado. —es solo... que usted me pidió que guardara silencio para concen-

—¡Ah! ¿Y qué no puedes desobedecerme una sola vez? Por Dios, ya tienes dieciséis, ya deberías ser maduro. No es necesario que me hagas caso todo el tiempo, ¿Dónde queda tu carácter? Si sigues así, cualquier imbécil de por ahí te manejará a su antojo

—Lo siento

—Realmente no te entiendo, eres un niño o muy mimado o muy malcriado ¿Qué harás cuando estés solo? No voy a estar detrás de ti todo el tiempo Darien, en algún punto harás tu camino y depende de ti cómo te trate la gente, si con respeto o simple aprovechamiento

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora