Capítulo 46 - Ambigüedad

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Un latigazo voló por los cielos y aterrizó en la cara de David. En el momento en el que William y Darien salieron del granero lo primero que hizo William fue sostener el látigo con el que controlaban a los caballos y sacar la ira que tenía dentro de sí. Darien se encogió, incapaz de detener a William en ese estado, pero aunque pudiera tampoco estaba dispuesto a hacerlo. Habían logrado purificar a Verónica y su espíritu por fin estaba libre de remordimientos, tristeza y sobre todo rabia. Encontró el camino hacia sus padres y lo único que pudo decirle a William en cuanto lo vio a los ojos fue.

"Gracias"

—¿¡Pero qué haces!? ¡William Wilder es conocido por ser un caballero! ¡Auxilio, auxilio!

—Tremendo bastardo

David estaba por huir pero el látigo se enredó en su tobillo y lo arrastró hacia él. Lo golpeó una y otra vez.

—¡Tú ayudas a las personas! ¿¡Cómo puedes hacerme algo así!?

—¿¡Personas!? ¿¡Tú crees que mi alma va hacia las personas!? ¿¡Crees que me sacrificaría por los injustos como tú!? ¡Bastardo! —y volvió a golpearlo. —Mira eso, crees que mereces un duro de lo que esa chica trabajó, tanta lástima das que cuando puso a su amigo de confianza como sucesor ¿qué hiciste? No solo escuchando cuánto ganaba, o las fechas de cuándo firmaría su testamento ¡Todo por una aventura de mierda! ¡Eres un cerdo mantenido!

—¡No le pegue! ¡Por favor ya no lo lastime! —gritó la mujer, horrorizada

—¡Y tú! ¡Zorra sin vergüenza! Debería partirte la cara a latigazos, así como no te importó herirla a mí tampoco debería afectarme darte tu merecido, arrastrada e igual de mantenida, ¿¡Qué podría esperar de ustedes!? Pero yo no te daré tu merecido, los espectros te lo darán

—¿¡De- de qué hablas!? —dijeron al unísono

—Si no quieren que desate mi furia sobre ustedes hasta que se vuelvan locos, irán a donde enterraron el cuerpo de Verónica, lo sacarán con sus uñas y la pondrán junto a su padre. Confesarán sus crímenes y se pudrirán en la cárcel. Además de saldar sus cuentas con su propio dinero

—¿¡Cómo puedes ser tan cruel!? ¡Ella ya-

—¡SILENCIO! A ustedes no les importa, viven aquí como si este sitio fuera suyo ¡Pero claramente Verónica lo susurró antes de desvanecerse! Quisieron herir a Greco también y fallaron, pero se salieron con la suya porque no había pruebas. Yo las tengo y si ustedes no van entonces yo los arrastraré con este látigo, los amarraré del tobillo y los jalaré así se maltraten mis hombros.

—¡Tú!

—¿¡Yo!? ¡Sí! Mírenme con esa cara de odio y recuérdenme, ¡Yo no voy a salvarlos! Verónica se los dijo ¡Y tiene toda la razón!

La mujer sollozaba, el hombre apenas y podía sostenerse, pero ambos le temían y prefirieron bajar la cabeza y obedecerle. William inspiró profundo, sus nudillos se tornaron blancos. Contuvo el aire y suspiró.

—Ma-Maestro

—¡Y tú Darien!

El menor se encogió, esperando el latigazo. William miró hacia él con las cejas aún ceñidas.

—Gracias

—¿A-Ah?

—De no ser por ti, habría perdido la cabeza... y esta sería otra historia

—Pero...

—Nunca antes te vi tan firme por ayudarme, así que... lo aprecio. Solo lo diré una vez, no esperes más de mí

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora