Capítulo 64 - Presentimiento

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La charla fue bastante breve en un principio, la excusa de "haré como que he olvidado todo" parecía ser una trampa peligrosa para William, pues siempre que Greta lo abrazaba y le decía lo feliz que estaba por verlo de nuevo, William no podía evitar recordar aquellas escenas poco encaminadas a Dios. Incluso su perfume parecía no haber envejecido en lo absoluto.

—¿Cómo has estado? ¿Todo mejor?

—Me resfrié duramente, maestra

—Oh, Allen... ya te he dicho que no es necesario que me digas así, dime hermanita, después de todo tú y yo somos muy allegados

La sonrisa de William se tornó mecánica, no concebía decirle "hermanita" cuando antes le decía "sucia conejita". Darien seguía incomprensivo a ese comportamiento, pero le causaba cierta gracia. Un bribón precoz debía dar cara a una de sus amantes más frecuentes, Dios no castiga dos veces, eso lo sabía bien.

—Es que... tú sabes, todavía tengo dolores de cabeza y no quiero faltarte al respeto por mis pensamientos nublosos —respondió al agitar la mano

Greta rio, negando con dulzura, pero después lo miró seriamente.

—Allen, estaba preocupada... te fuiste de repente, estabas tan mareado y caíste por las escaleras... en serio temía que algo malo te estuviera ocurriendo

—¿Ah... sí?

—¿No recuerdas? Me dijiste que estabas con muchos asuntos en la cabeza, asumí que se debía a la presentación de mañana, así que te dije que podías irte a casa, pero en cuanto ibas bajando te dio un mareo horrible y te resbalaste. De no ser por Norman el golpe habría sido mayor, te dije que tenías estas semanas libres, me sorprende tu exigencia sobre tu salud —frunció el entrecejo. —hermanito, no me hagas esto, ¿qué voy a hacer si algo te ocurre? Susan no me perdonaría

—Ah... sí... Susan —decía, alargando sus palabras. —hermanita —inquirió con cierta incomodidad, pero ocultándolo tras una sonrisa genuina. —¿Sabes dónde está ella? Desde que llegué he estado buscándola pero...

—¿No se fue también a Stratford? Pensé que por eso insistías en ir allá

—Ah... ja... ja... es que ella es tan traviesa que siempre le pierdo el rastro, de cualquier modo seguiré yendo tras ella, a ver si ahora sí me hace caso

Greta sonrió.

—Pero me alegra que trajeras contigo a un maestro de música, ¿Ustedes son-

—¿Amigos? —interrumpió Darien. —¡En absoluto! Me dirigía aquí en busca del señor Gelida, este bribón me ayudó y quería robarme dinero

Greta alzó las cejas y escudriñó el rostro de William.

—Allen eso no se hace, menos con un viejo amigo del maestro Gelida

—¿¡Yo!? ¡Pero qué voy a robarle yo a este anciano! Debería decir gracias, con un estado senil como el suyo lo mío debería ser considerado como la mayor amabilidad del mundo, ¡Qué ofensivo!

Greta rio en voz baja, ante sus ojos "Allen" había llegado más carismático que otras ocasiones.

—Me alegra ver que recuperas tu buen humor, te hacían falta vacaciones. Supongo que era el estrés después de todo, aunque también... bueno, intuí que se debía... a... tú sabes —decía apenada, William levantaba más la ceja en cuanto se encogía

—Suéltalo hermana, ¿Qué me habría de ofender?

—Es solo que... imagino que también por eso Susan no ha venido estos días... y bueno, también intento ponerme en tus zapatos, después de todo... ya sabes, Norman se casa y tu hermana y él no tiene mucho que rompieron su compromiso. Me imagino cuán doloroso debió ser para ella... y... sé que Norman y tú son buenos conocidos pero-

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora