Mansión Wilder... tan elegante y sombría como él la recordaba. Acarició su barbilla al ver desde la lejanía el color de aquella mansión. Las ventanas estaban pulidas perfectamente, las cortinas e incluso el pasto estaban muy bien cuidados. Sintió admiración hacia Darien, después de diez años de muerto aquel sitio lucía como si nunca se hubiera ido. Acarició los barrotes del portal, estaban algo oxidados y desgastados, incluso al pasar las yemas de sus dedos una pequeña porción de pintura negra se desprendía. Cayendo en forma de polvo al suelo.
No podía negar que ver de nuevo aquel sitio con la letra W en grande al frente de la mansión, le había ocasionado cierto sentimiento de melancolía y nostalgia. Sus más grandes memorias y escritos habían sido marcados en ese hogar. Su primer matrimonio, sus lecciones de música... incluso el hecho de que ahí mismo había recibido a Darien cuando solo era un niño y el más penoso de sus recuerdos...
Su descenso a la locura.
Suspiró con tristeza mientras sus yemas acariciaban el borde de sus iniciales en el portón. Aquellos recuerdos, ¿cómo pudieron mancharse de sangre y espectros? La melancolía suele cegar a los más sensibles, ¿acaso ese había sido su error? Sentir más de la cuenta y desbordar sus sentimientos en personas o cosas que él adoraba con el alma. Tanto así... que lo destruyó.
—Morir por mis propios fantasmas —se dijo a sí mismo en un tono suave, pero amargo. —probablemente eso sucedió... pensar y dar de más fue lo que terminó por consumirme —sonrió. —no necesitas cargar con tantas almas para morir, basta solo una para extinguirte..., ¿qué mejor que la tuya?
Después de pensarlo cientos de veces, finalmente decidió que debía brincar el portón. Estaba en casa, no tenía porque tocar la puerta. Estaba por caer de pie y sonreír triunfante, pero su tobillo no opinó lo mismo en cuanto se dobló. William soltó un quejido terrible y se retorció en el suelo. El violín que traía consigo también obtuvo una pequeña abolladura en la parte inferior.
"¡Qué pendejo!" Se dijo a si mismo, nada que no fuera verdad.
—¡Mierda! No recordaba que doliera tanto —exclamó al ponerse de pie y limpiar sus prendas. Sujetó el instrumento desgastado y caminó a duras penas hasta la mansión
No podía negar que los rumores de las personas tenían cierta veracidad respecto a la misma. Desde afuera se sentía un aura oscura que perpetraba sus pulmones, corazón y poros. En su vida pasada jamás se había puesto a pensar en qué tan oscuro había resultado aquel sitio. Especialmente en la noche, donde nadie quería poner un pie.
Podría haber sido más fácil ir a la ciudad y saber quién era él, pero arriesgarse desconociendo su persona le traería grandes problemas. Pese a que tenía ropas elegantes, una camisa blanca y pantalones oscuros, no daba por hecho que este chico no fuera un ladrón o vaya a saber sino algo peor. Tenía que depositar en un sitio y una persona su confianza, ¿quién más sino en Darien Kudaibergen?
—Incluso si me asesinaste... —masculló. —lo averiguaré
Al estar frente a la puerta soltó un quejido bajo. Hundió sus dedos en las cuerdas del violín luciendo como un chico indefenso. Por su apariencia podía deducir que era un joven de veintitantos años de edad. Actualmente Darien debería o estaría cerca de cumplir los veintinueve años. La fecha de su cumpleaños aún no se celebraba.
William muy en el fondo sabía que él seguía siendo el mayor. Falleció a los veinticuatro, Darien tenía diecinueve en ese entonces. Aún con los pulmones a punto de comprimirlo, se armó de valor y tocó la puerta con fuerza. Sentía que la sangre iba a hervirle, el pálpito crecía y crecía constantemente... una parte de él muy oculta deseaba que nadie le abriera la puerta. Pues encarar el pasado era lo que más temía, lo que más lo había hecho sufrir y por ello siempre huía. No estaba preparado aún, sin embargo... sus puños no se detenían al tocar con fuerza.
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Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]
Fiksi RemajaEn el pasado, William Wilder era el violinista más temido de toda Inglaterra. Amado y odiado por su don tan sublime sobre las cuerdas de su oscuro violín, pues no solo causaba contusión entre los vivos, sino también entre los muertos. Tras su fallec...