Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]

Capítulo 38 - ¿Quién no soy yo?

—Este sitio es siempre tan ruidoso, lleno de tanta gente —decía Lysandro de malas, ladeando el vaso entre sus dedos con elegancia. Miraba atento a cada persona que comía a gusto, especialmente a las mujeres que atendían a los hombres altos y robustos. —Odio estas pocilgas, pero siempre hay buenas presas

Darien deslizó un pedazo de papel hacia William por debajo de la mesa que decía lo siguiente:

"Nunca he comprendido porque Lysandro es el único espectro que puede manifestarse físicamente, los demás... en su mayoría son traslúcidos y atraviesan cosas. Excepto cuando van a hacer daño, luce como un tipo normal ¿nadie se da cuenta de que es raro?"

—Tú lo has dicho, Lysandro es un espectro único en su especie —murmuró. —no intentes entenderlo, yo no pude hacerlo

Lysandro esbozó una media sonrisa traviesa hacia una de las camareras, dicha le correspondió con un gesto amable. Aunque uno de los hombres grandes que estaba al lado de ella no pareció tomarlo muy bien. Tornó un semblante hostil y apretó los puños.

—Te vas a meter en líos, Lysandro

—¿A quién le importa? No le queda mucha vida después de todo

William se mantuvo inerte, saboreando gustosamente uno de sus sándwiches mientras continuaba escribiendo en la libreta. A su lado, Darien se mostraba desinteresado por lo que le ocurriera a Lysandro, era muy consciente de que hierba mala nunca muere, además, seguía disgustado por interrumpirlos cuando más cercanos estaban. La camarera se acercó, mostrando un gesto amable hacia los tres y dejó otra bebida, retirando el vaso anterior vacío.

—Gitana

La doncella le miró sorprendida y un tanto asustada, por su parte Lysandro sacó de entre sus prendas una pipa larga y elegante, y esbozó una media sonrisa.

—¿Me crees un genocida? Tranquila cielo, yo no asedio a los gitanos, al contrario, por ti estoy dispuesto a que me lancen almendras y cantemos Yeli

Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo escarlata, contrajo la bandeja de plata contra su abdomen y sonrió nerviosa.

—Por favor, no diga esas cosas

Lysandro sonrió aún más coqueto, alzando la ceja.

—¿Temes no pasar la prueba del pañuelo? Si me lo preguntas, nada de eso importa... de hecho, la impureza me atrae más

La doncella no pudo evitar temblar por el tono galante con el que Lysandro respondía, su porte formidable y un aroma sumamente atractivo, capaz de doblegar las piernas de las personas junto a él.

—¿Quiere que le traiga humo? —dijo nerviosa. —ya sabe, para su pipa

—Ah... no hace falta, pronto la encenderé

El hombre que anteriormente los había visto con disgusto se encontraba más furioso. Notaba las reacciones coquetas de la camarera y pese a las amenazas, Lysandro parecía no inmutarse y continuaba alardeando por obtener la atención de la mujer. Darien, a pesar de mantenerse ajeno a esa conversación sintió el ambiente tenso, desde el hombre robusto que estaba en la barra hasta Lysandro, quien yacía tranquilo coqueteando.

—¿No te gustaría darle una calada cuando la encienda?

—No fumo, lo siento... además, mi jefe se enojaría

—¿Tú jefe es ese canalla de pacotilla?

La camarera hundió los labios, ahogando las palabras en la punta de su lengua. Los ojos de Lysandro se vieron inundados por una chispa de travesura, sin embargo, se encogió de hombros.