—Muy bien, me gustaría empezar con algunas preguntas si no es molestia...
Darien giró los ojos como canicas. Por dentro, William hizo una mueca donde le sacaba la lengua.
¿¡Cómo era posible que su alumno le mirara tan feo!? Esos ojos de cachorro retriever que antes lo veían con un brillo dulce y llenos de amor, ahora se habían tornado en los de un chihuahua rabioso a la defensiva. Tan extremo... tan prepotente.
Estaban sentados en la sala, con velas iluminando ese sitio sombrío y un montón de hojas dispersas. Además, un bote de tinta y una pluma.
Las intenciones de William consistían en saber sobre sus últimos días. Cuando una persona moría, no podía recordar con exactitud su muerte puesto que esos últimos momentos... si es que estaban llenos de amargura, era mejor simplemente omitirlos al cruzar la luz. Al menos habrías de estar en el inframundo sin pesar, sin recordar tus últimos momentos de agonía en la tierra.
Era la última pieza de misericordia para alguien que realmente quería descansar en paz. Sin embargo, por mucho que él supiera ya toda su historia y toda la vida de Darien... no podía simplemente saltarse y preguntar directo. Eso de manera inmediata alzaría sospechas, era muy pronto como para ser descubierto. Si es que Darien lo había asesinado, mejor que no lo volviera a hacer.
—Primera pregunta, ¿cómo conoció al maestro Wilder?
Darien lo miró profundamente, dudando en responder o no. La lluvia en el exterior caía, la flama ardiente de las velas daba a ojos de ambos. Incluso si quisiera hacer otra cosa esto era más entretenido y en 10 años de soledad, juraría que esto había sido lo más excitante que le ocurría tras la muerte de su mentor. Estiró su mano, echando un suspiro. Sujetó la pluma y la hundió en la tinta. William lo observó en silencio, recordando la primera vez que le enseñó a escribir. Darien era zurdo, William ambidiestro, pero le resultaba imposible comprender porque Darien no sostenía adecuadamente la pluma y escribía tan mal.
No fue sino hasta que descubrió que tenía el síndrome del túnel carpiano. Eso explicaba porque sus manos se entumecían y en los dedos sentía un constante hormigueo al igual que en la muñeca y brazos. La razón de ese síndrome es el realizar un constante movimiento con las manos y muñecas, de manera repetitiva.
Darien era un huérfano y se ganaba la vida haciendo malabares frente al público. O en pequeñas calles. Si bien le iba, recibía dinero y comida caliente... si no, una paliza, insultos y tenía que comer cosas de la basura. Sus prendas tenían numerosos parches, al parecer... él mismo se había enseñado a tejer.William pasó una noche lluviosa por casualidad cerca de una de las calles donde Darien hacía malabares. Sin embargo, Darien en ese momento no estaba lanzando cosas al aire, sino más bien intentando pelar una mandarina mientras yacía sentado sobre una caja de madera. Cantaba en un tono de voz muy suave una de las canciones populares de ese entonces. Movía sus pies por delante y detrás mientras sus pestañas largas se humedecían con las ligeras gotas. Sus pómulos eran rosados, resaltando más su piel pálida. No podía pelar la mandarina, sus manos estaban tan congeladas que le resultaba imposible siquiera cerrar los dedos.
Sin embargo, siempre daba lo mejor de sí e insistía una y otra vez hasta lograrlo. Y aunque para William su constancia era algo de admirar, también era algo que le sacaba de quicio. Aún sabiendo que tenía un síndrome en las manos, siempre insistió en tocar piano para su "querido maestro Wilder" y aunque William lo regañó varias veces para que descansara, Darien simplemente era un chico terco. No podía culpársele de todo, William lo educó así.
William se detuvo en seco con paraguas negro en mano. Portaba ropa elegante, había vuelto de una presentación del maestro Gelida en Italia. Darien lo miró algo asustado, sin embargo William se acercó y se quitó su saco.
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Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]
Teen FictionEn el pasado, William Wilder era el violinista más temido de toda Inglaterra. Amado y odiado por su don tan sublime sobre las cuerdas de su oscuro violín, pues no solo causaba contusión entre los vivos, sino también entre los muertos. Tras su fallec...