Capítulo 58 - Como el retrato de Dorian Gray

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Tan rápido como Lysandro extendió su sombrilla, el espectro agonizante salió disparado y huyó en dirección en donde su amo se encontraba. Para suerte de William ya esperaba tal reacción, por lo que voló tras él sobre Kokia e indicó antes a los chicos que lo alcanzaran de inmediato. Lysandro no se veía muy convencido de transportarlos y tenía una constante mirada de tensión contra Darien. Al final, tanto él como Terry se vieron obligados a seguirle y Gelida se deslizó con rapidez sobre las copas altas de los árboles gracias a sus cadenas.

William se mostró confuso al notar el sitio a dónde iban. El espectro agonizante descendió con fuerza entre las ramas y a pesar de ello, William le siguió. Kokia lo hizo a su velocidad por lo que, inevitablemente William se golpeó el rostro incontables veces.

—¡Santos cielos Kokia! Solo te pido consciencia, ¿Qué no ves que puedo caer y matarme?

"Hoo, hoo"

—Lo sé, lo sé, no quiero que desaceleres, trata de hallarlo

"Hoo"

—Aunque es extraño..., ¿Por qué un barranco? ¿Qué finalidad tiene todo esto? Además, ¿cómo es que alguien tocaría desde aquí?

"Hoo, hoo"

—Yo tampoco entiendo nada —inquirió en una voz frustrada. —no tiene campo de visión pero sus espectros funcionan bien, Catarsis tiene un buen alcance para sus notas, aun si las sonatas no fueran perceptibles para el oído humano mientras los espectros puedan escucharlas es suficiente. El sentido en ellos es más agudo, por eso no te pierdes ¿cierto?

"Hoo, hoo"

William acarició su cabeza y aterrizaron en una superficie plana, aunque en el fondo del barranco podían escucharse las notas de su antiguo violín. Bajó de Kokia y sostuvo su violín con firmeza. Quien quiera que estuviera ahí dentro ya estaba condenado a muerte. Finalmente le vería la cara al responsable de la muerte del maestro Gelida y también de su tormento. Tenía muchas dudas y lo último que pensaba era recurrir a la violencia.

—No te separes de mí —susurró a sus espaldas y Kokia respondió con un bajo "hoo, hoo". —este lugar es espeluznante y oscuro..., ¿qué clase de enfermo vive aquí?

"Hoo, hoo"

—¿Qué yo también vivía así? —respondió burlón. —qué directa eres

El sonido del violín se detuvo y al mismo tiempo William frenó sus pasos. Miró de un lado a otro la cueva húmeda e inspiró profundo, el mínimo ruido sería perceptible gracias a los ecos y su distintivo sentido auditivo. Escuchó atento cómo las gotas se deslizaban por las grietas y caían con sigilo sobre el suelo, algunas flores se movían por el vaivén y extrañamente, se percibían tristes. Como si lloraran.

William no pudo evitar contraer los labios al recordar lo que conllevaba traer consigo a Catarsis.

En efecto, Catarsis significaba purificación del alma, un proceso que en este caso se llevaba a cabo gracias a la música. Pero aunque su significado e intención era buena y de manera sutil muy bella, el efecto en su instructor y las consecuencias de cargarlo tanto tiempo resultaban caóticas. En su peor caso, demandantes y difíciles de superar. Sostenerlo te sometía a la codicia, a las insaciables ganas por tocar más y más, porque el sonido que emanaba de entre sus cuerdas resultaba sublime. En manos correctas, aquel sonido sería aún más maravilloso de lo que podría imaginarse. Como si los ángeles tocaran una orquesta para el ruiseñor y en su manto te acurrucara, diciéndote que ya eras digno de salvación.

Al tocarlo no prestabas atención a otra cosa más que su sonido, tan hipnótico y difícil de repeler. Era una ironía, sus cuerdas jamás se malgastaban por más que el arco las raspara, pero el usuario sí que lucía demacrado.

—Como el retrato de Dorian Gray —masculló William. —su pintura reflejó lo putrefacto y horroroso que era en realidad, pero él jamás envejeció. Así Catarsis, indispuesta a envejecer pero sí para absorber aquello que necesita

El ruido de una piedrita lo puso alerta, giró su vista y la regresó al frente. Su respiración se acortaba y cuando creyó que finalmente podría darse un respiro para decirle a Kokia "que no había nada que temer" el espectro agonizante se le tiró encima. Kokia alcanzó a reaccionar y alejarlo de un aleteo, el sonido del violín volvió con fuerza. Causó estragos entre las paredes húmedas y William desenfundó su violín como si de una pistola se tratara.

El duelo empezó, las cuerdas brillaron.

Las de Catarsis que eran blancas como el marfil relucieron bajo el tenue brillo de la luna plateada.

Pero las de Levian...

Las de ella sisearon como un par de serpientes furiosas. Dispuestas a morder y envenenar a su oponente.

"Furia" contra "Posesión"

"¿¡Este tipo está demente!?" se decía William "Usar posesión en un combate así, ¡Va a matarlo!"

El espectro agonizante soltó un chillido estruendoso y huyó en dirección del otro violinista. Enterraba sus uñas sobre el suelo y gateaba hasta su objetivo. Su apariencia definitivamente era monstruosa.

Aquel espectro parecía todo menos agonizante. Su alma había sido profanada por tantos disturbios musicales que lo que yacía ahí no era más que un espectro vengativo. Su llanto había sido sobrepasado por el rencor, el desprecio y los recuerdos difusos que lo mantenían cuerdo. William alzó el arco y Kokia dio una vuelta enorme junto aleteos. Lo arrojó contra una roca y el espectro gritó hacia ella. William estaba por ordenarle que lo sometiera, pero no se esperó que el otro violinista detuviera la sonata y saliera de entre las sombras con un cuchillo en mano. Se le abalanzó encima y le enterró la daga filosa en su costado. William contuvo su grito ahogado, sintió la sustancia carmín deslizarse por su camisa. Algunas pequeñas gotas cayeron hasta las suelas de su zapato y se esparcieron.

Sin embargo, tuvo el coraje para mirar cara a cara al violinista que tantos líos le había causado. Y ahí estaba él.

Ahí estaban un par de ojos castaños claros mirándolo con desdén. Como respuesta, William se mostró confuso y sorprendido.

—Anton —susurró. —Maestro Anton Bach

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora