V- Mallas y una pluma

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Un año después

-Ioro, Kametzu ¿dónde están?-

-No sabemos de qué hablas- responden a coro.

-Sí lo saben, díganme dónde están-

-¡No lo sabemos!- gritan y salen corriendo.

-Los odio niños, los odio-

El Limón está buscando las mallas azules que usa debajo de su falda. Desde que Enoki desapareció ella ha intentado llevar todos los gastos aunque nunca es suficiente, de lo que más ha tenido que prescindir es de la ropa, por lo que ahora debe conformarse  con lo que llega al campamento como caridad.

Su adquisición más reciente fueron esas mallas, más que un lujo una necesidad porque el vestido que acostumbra a usar ya le queda más corto y ella no quiere tener problemas, tampoco tiene dinero para comprar ropa, el problema es que  esas mallas azules jamás volverán aparecer, los niños estaban jugando con una piedra afuera de su carpa y en un descuido Ioro la pateó con tal fuerza que terminó tirando tres prendas de ropa que la chica había dejado secándose en la mañana.

Lo malo es que esas prendas fueron a caer directamente a la fogata que ellos mismos prendieron para poner a calentar agua. Aunque corrieron solo pudieron rescatar una prenda, las otras dos comenzaron a quemarse de inmediato, entre las víctimas estaban las mallas azules de su hermana, ello no notó el faltante hasta el día siguiente cuando necesitaba ponérsela debajo del vestido rosa claro con blanco que acostumbraba a usar.

-¡Niños, vuelvan aquí!- gritó sabiendo que no regresarán, también sospecha que Atlas tiene algo que ver pues fue el primero en irse.

Busca en la caja con ropa que Omu les dejó días antes pero, como desde hace meses, no encuentra ropa para ella, solo cosas que le podrían quedar a sus hermanos.

Al Limón le queda claro que Omu sigue sin perdonarle que no aceptara ser su novia.

-Carajo, ya es tarde- pensó y buscó entre sus cosas otra cosa, encontró un vestido, es más corto que el que usa, incluso  si estira las manos corre el riesgo de que se vean sus calzones; prueba una falda, demasiado ajustada; un short que ya no le queda, un pantalón demasiado grande, un jumper que no le sirve el cierre. La chica se queda sin opciones, usará el vestido de siempre pero sin mallas.

La chica sale corriendo, tardó mucho en elegir y probablemente llegará tarde.

-¡Adiós chico!- grita al ninja que está en la entrada del campamento y con quien acostumbra a conversar, el chico de 15 años mantiene una sonrisa en el rostro, no puede evitar notar que sin esa prenda la chica cambia mucho y se nota que ha pasado el tiempo.

El chico mantiene su mano en el aire moviéndola en forma de despedida, hasta que alguien se la detiene.

-¿Ya acabaste o esperamos más tiempo?-

-Disculpe, Kakashi-san, Shikaku-san- dijo al levantarse y hacer una reverencia.

-¿Has notado algo raro en el Limón?-

-Que hoy no usó mallas- dice sonriendo al recordar.

-Me refiero a sus rutinas y actitudes, no ha como se viste- dice Kakashi.

-Nada, sigue igual como siempre, se va a esta hora y regresa hasta entrada la noche-

-Muy bien-

-Y deja de observarla así o te enviaremos a vigilar a otro lado- dice el Nara borrándole al chico su sonrisa por completo.

*****

Cuando el Limón llegó a Ichiraku como castigo Ayame la mandó a una sesión informativa para las mujeres de la aldea.

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora