LXI- Nuevo hogar

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-¿Y?, ¿qué te parece?-

-No me gusta- dijo el Limón.

-¿Y esta?-

-¿En serio?, ya usé una así- dijo girando los ojos en señal de fastidio.

-Estás imposible, de verdad, eres imposible. Ahora entiendo porque te dejó tu

-Idiota- dijo al levantarse de la silla antes de tomar una peluca rubia lacia con fleco y salir de ahí, subir tres pisos y avanzar por el pasillo hasta la habitación del final, abrir con mucho cuidado y sonreír.

-Hola, hola hermosa. ¿cómo estás?- dijo mientras ponía la peluca en una silla y Kumo se levantaba corriendo, tirando los cubos con los que estaba jugando y estiraba sus manitas para que su madre la cargara y diera de besos.

-¿Lista para cenar?- dijo mientras la niña movía su cabeza afirmando.

-Muy bien- el Limón calentó algunas cosas que le preparó por la mañana, le dio de cenar, la baño y jugó con ella hasta que se quedó dormida, tras eso el Limón se dio una ducha, se colocó la peluca y antes de que terminara de maquillarse tocaron la puerta.

-Vaya y yo siempre pensé que mis gustos eran malos-  dijo al ver que le dejaron disfraz de enfermera, tiene un escote enorme dejan ver sus tetas, parte de la espalda descubierta y la falda es tan corta que apenas y cubre su trasero, lo completa con una cofia, medias que llegan a sus muslos y tacones.

Se puso la peluca, ajustó la cofia, observó a su hija dormir tranquilamente y le dio un beso, cerró la puerta y bajó a la taberna donde Kenjiro ya la está esperando.

-Momo, llegas tarde. Aquí tengo a uno de mis clientes esperándote-

-Lo siento Kenjiro, estaba ocupada. Pero dime quién es -

-Es él- discretamente señala a un hombre de 50 y tantos calvo, pero con barba abundante, está en medio de cuatro tipos, todos beben y observan a las chicas.

-Bien- el Limón tomó de la barra una botella de sake y condones.

-¿Me estabas esperando?, entonces vámonos, guapo- dijo con el tono más sensual que tiene. El hombre se levanta y la sigue, ellos ingresan a una habitación. Al terminar regresa con Kenjiro y atiende a tres tipos más.

-Kenjiro, es todo por hoy. No tengo ganas de atender a más-

-¿Qué?, vamos Momo, ¿por qué eres tan floja?-

-¿Floja yo?- la chica se ríe, destapa una botella de sake, se sienta en la barra y comienza a beber.

-Sí, tienes razón, creo que me he vuelto demasiado floja-

-¿Entonces le digo a Tetsu que estás disponible?- dijo Kenjiro sonriendo perversamente.

-¿Tetsu?- el nombre le suena familiar.

-Es del clan Hyuga, te vas a

-Definitivamente no- ella terminó de un solo trago toda la botella.

-Momo, eres tan aburrida-

-Lo sé- Kenjiro sabe que no cambiará de opinión y se va a revisar que todo marche bien, mientras ella reparte bebidas, conversa con los clientes y los hace beber, así gana más dinero. De cuando en cuando deja que la manoseen o baila para ellos, también por eso les cobra.

La jornada termina a las 3 de la mañana, va con Kenjiro a cambiar sus fichas y cobrar por sus otros servicios, él le paga, a ella siempre le paga hasta el final, en primer lugar porque no trabaja tanto y saca más dinero que otras chicas, en segundo lugar porque vive ahí, así que no tiene prisa por irse.

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora