XLVI- Cuando alguien te quiere

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Cuando el Limón despertó ya era de día y estaba sola, a su mente comenzaron a llegar todas esas memorias de lo que pasó horas antes y no pudo evitar sonreír, era la primera vez que nada le dolía, molestaba o hacía sentir mal por lo que hizo.

El Limón se estiró un poco y pudo oler una combinación entre sándalo y vainilla, al levantarse vio que la tina estaba lista y preparada para que ella se bañara, pues en su interior había pétalos de flores y a un lado un yukata durazno

Al ver eso no pudo evitar sonreír, ¿de verdad Omu está haciendo todo eso por ella?, ella ingresó a la tina y se lavó, mientras recordaba su tiempo con Omu. Terminó de bañarse y salió, mientras ella cepillaba su pelo Omu regresó con el desayuno.

-Creo que... llegué tarde, hubiera preferido que desayunaras primero y luego- pero no pudo terminar, el Limón corrió a abrazarlo, luego se besaron y de nuevo su ropa cayó, lo hicieron de nuevo, aunque ahora con mayor confianza y amor.

Al terminar mientras desayunaban el Limón se dedicó a observar la tienda, sigue sin terminar de creer que es la misma en la que hace años entró y le pareció pequeña, aunque ahora que la ve descubre que en esa entonces solo vio una parte.

-Omu ¿a cuantas chicas has traído aquí?- dijo por simple curiosidad,

-A nadie-

-No te creo. Vamos, di la verdad- y es que no puede creer que un lugar tan bonito y que busca transmitir tanta paz no haya sido visitado por alguna de sus conquistas.

-¿Desde cuándo lo tienes?- preguntó el Limó y Omu observó todo el lugar dudando en si responder o no.

-Desde los 12, un día te vi regresando con Atlas ibas sonriendo, los dos acababan de vender el carbón, llevabas la cara sucia, pero te veías feliz, no dejabas de sonreír... yo te vi y simplemente pensé que mis padres tenían razón, yo debía casarme contigo, así que busqué un espacio en nuestra área y comencé a cavar... definitivamente no fue fácil... meses después te busqué para preguntarte si querías casarte conmigo, pero me dijiste que no y me rompiste el corazón, ya casi terminaba esto- dijo el chico fingiendo reír.

-Perdón Omu... es que

-No importa Limón, no te preocupes por nada... tu rechazo no fue tan malo, ahora lo ocupo yo de vez en cuando- dijo sonriendo, una sonrisa que parecía la de un niño pequeño que ha sido descubierto haciendo una travesura.

-Bueno Limón, ponte esto y...te dije que te iba ayudar. Vamos, hay que ir a la aldea a ver lo que está pasando contigo y

-Lo... lo siento Omu, pero no creo que

-Entonces acompáñame a arreglar unos asuntos del campamento. ¿Necesitas un trabajo no?, serás mi asistente, no olvides que también soy líder del clan Uchiyama, así que tu compañía no infringe ninguna ley y si alguien se molesta no olvides que soy experto en kenjutsu- dice mostrándole la espada que lleva anudada en su cinturón.

-¿De verdad?, siempre pensé que solo la llevabas de adorno-

El chico rio -no, no es solo un adorno, aunque tampoco me interesa usarla, pero parte importante de ser líder de un clan es tener entrenamiento, tal vez nunca lo notaste porque no hablo de eso, pero no tenía caso que hiciera alarde de eso en el campamento- dijo el chico y salió de la tienda para darle espacio al Limón para alistarse.

Cuando entraron a la aldea nadie pudo evitar ver al Limón, no solo va bien vestida sino acompañada de uno de los solteros más codiciados de la aldea y el País del Fuego.

-Uchiyama-san, lo estábamos esperando- dijo el encargado de los registros de la aldea.

-Lo siento, espero que disculpe mi retraso y considere que continuemos con la reunión-

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