LXIX- Nana

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-¿Me extrañaste?- susurró mientras le daba un beso en la mejilla al Limón que la obligó a pararse de golpe.

- ¡Carajo! ¡me asustaste!-dijo mientras se tranquilizaba y Daikuro se carcajeaba.

-Futaka me envió un mensaje- dijo Daikuro quien tras recibir el mensaje decidió dejar momentáneamente su caza de ex miembros de RAIZ y regresar.

-¿Quieres estar aquí o vamos a la playa?, no estaría mal qué este regordete y Kumo conozcan el mar.

-Sí, sí... vámonos de aquí- dijo el Limón sin dudarlo, a lo que Daikuro respondió haciendo un sello y cargando a Kumo, en segundos aparecieron en el interior de la casa en la que hizo tantos planes con Neji.

- Umi, tengo que regresar pero no estarás sola, aquí está alguien que quieres muchos y.... bueno estoy seguro que te alegrarás de verla-

-¿De verdad?- por unos segundos pensar en quién podría ser la hizo olvidar ese lugar y que la última vez que estuvo ahí fue cuando se enteró que Neji murió y tontamente decidió ir sola por Kumo.

-Sí, te vas a divertir, descansa, yo le avisaré que estás aquí- dijo mientras le daba un beso.

-Gracias Daikuro- dijo mientras entraba a su habitación, al estar ahí lo primero que descubrió es que nada había cambiado y eso ahora ya no sabe si es bueno o malo.

Pudo dedicar más tiempo a ponerse nostálgica o reflexiva, pero estaba tan cansada que sólo acomodó a Kumo y Kaedi y se tumbó a dormir con toda la tranquilidad de saber que ya estaba muy lejos de Shikamaru. 

Pero su descanso duró muy poco, cuatro horas después unas suaves mordiditas en su mejilla le hicieron saber que Kaedi había despertado.

-Hambe mamá, hambe- dijo sin dejar de morder suavemente su mejilla para despertarla.

-Cierto, vamos niños... vamos, creo que aquí queda ropa mía, pero para ustedes... tendré que comprarles algo- dijo mientras llevaba al niño al baño para lavarle su cara y asearlo un poco.

-Mamá, ¿dónde estamos?- dijo Kumo cuando su hermano la despertó, aunque no reconoce nada lo primero que hizo fue comenzar a brincar en la cama.

-Estamos en la playa, vamos a desayunar y después saldremos al mar. Aquí vamos a estar unos días ¿qué te parece?- la niña sonrió de pronto se quedó quieta y se lanzó a los brazos de su madre quien pudo atraparla en sus brazos.

-Mamá, hay alguien en la puerta-dijo susurrando. Cuando ella se giró su rostro pasó de la preocupación a la felicidad.

-¡Yuki!... Kumo, ella es mi amiga Yuki, ella te conoció cuando eras una bebé de apenas dos meses- dijo con completa emoción que no correspondió Yuki, ni siquiera respondió a su abrazo.

-Hola Sugar, tanto tiempo... y ¿también es tu hijo?- dijo sorprendida, sin tampoco evitar notar que es un calco de Kumo.

El Limón en segundos perdió su sonrisa, había olvidado que parte de sus deseos de no volver a encontrarse con nadie de su pasado era porque evidenciaban la obvia paternidad de su segundo hijo.

-Bueno... no me hagas caso... digo... es que Daikuro no me dijo que... no te preocupes en un rato te subo el desayuno, dime qué quieren y yo me encargo, ustedes descansen y- ese tono servicial y su poco interés en el chisme le hizo saber al Limón que algo iba mal.

-Yuki, ¿qué me estás escondiendo?- dijo seria.

-Nada, nada Sugar... solo estoy siendo amable, Daikuro me puso al tanto y

-¡Yuki no hay leche!- grita alguien, es la voz de un chico.

-¡Pues vayan a comprar, ya saben dónde está el dinero!- respondió Yuki también a gritos.

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora