LXVIII- Mala madre

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El tiempo ha pasado y para el Limón y sus niños las cosas marchan bien, ella ha dejado atrás sus temores y está abrazado su nueva y relajada vida.

Las cuestiones del corazón también las ha dejado de lado y a pesar de la claridad de Omu ella decidió que no intentaría nada, ahora solo serán amigos.

Tampoco ha tenido noticia alguna de Shikamaru o cualquier ninja, ni siquiera ha visto a uno y eso la hace feliz, ahora divide su tiempo entre sus hijos, Daikuro y Omu. A Daikuro lo ayuda encargándose de los mensajes o entregándole información a Omu sobre la gente que va a llegar a instalarse o los niños que ingresarán a la casa hogar o se quedarán con ella de forma temporal.

Para su sorpresa su trabajo llega a ser tan demandante que no ha notado que sus hijos se han convertido en unos pequeños malportados  y berrinchudos, Daikuro tampoco lo nota o no le importa por su evidente costumbre a lugares demasiados ruidosos, mientras Omu ha decidido guardar silencio sobre esos dos pequeños monstruos.

Pero a los ojos ajenos esos niños son unos mimados, envidiosos y groseros, más Kaedi que acostumbra arrebatar todo, en especial la atención de su madre, la cual no comparte con nadie que no sea Daikuro o su hermana.

-Sí, sí... sí, eso fue increíble Omu- dijo el Limón cuando iban de regreso a la casa hogar, luego de que él acordará con el líder del pueblo minero la entrega de carbón a cambio de arroz considerando que en unos meses iniciará el invierno.

-En realidad diría que fuiste tú quien lo convenció con tu sonrisa- dijo al abrir la puerta de la casa hogar, el Limón ni siquiera tuvo tiempo de sonrojarse pues lo primero que vio fue a Kaedi "jugando" con otro niño.

Su pequeño le está  jalando el pelo a un niño más grande solo porque tomó el caballo de juguete con el que había dejado de jugar. 

-¡Kaedi no! - gritó, el niño al verla soltó al otro pequeño, le sonrió a su madre y estiró sus brazos para que lo cargue.

-No Kaedi, eso está mal- pero el niño ni siquiera le puso atención, se acomodó en sus brazos listo para dormir.

-De verdad lo siento, es que... Kaedi es algo inquieto- dijo mientras veía al resto y Rei evidentemente molesta y harta.

-No hay problema Li... señorita, nunca lo hay- dijo Rei con ironía, mientras consolaba al niño agredido.

-Onee-chan, Kumo sacó todo y ensució las sábanas, no es justo, ayer dejamos todo ordenado- dijo un niño como de 7 años a Rei mientras la toma del kimono y señala a la habitación del fondo.

-¿Qué Kumo qué?- al escuchar eso fue a buscar a Kumo encontrándola aventando la ropa y usando las sábanas limpias para construir una tienda.

-¡Kumo no!- dijo y la tomó de la mano.

-Estaba jugando mamá- dijo muy satisfecha sin reparar en si hizo mal.

-Kumo no, así no... Rei, de verdad lo siento... me llevaré las sábanas y las lavaré-

-No es necesario, Limón- intervino Omu al entrar con los niños, ellos comenzaron a ordenar todo ante la mirada desaprobatoria de Rei.

-Sí Omu, Kumo últimamente se porta mal, también Kaedi-

-¿Últimamente?- susurró irónicamente Rei.

-Son pequeños. Ya aprenderán- dijo Omu, pero al interntar decirle algo al oído al Limón, Kaedi reaccionó jalándole el pelo fuertemente.

-¡Kaedi!- dijo el Limón mientras sujetaba la mano de Kaedi y Rei abría la manita del pequeño para que lo soltera.

-Creo que Kaedi está muy consentido- dijo Rei.

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