LIX- Limón sin suerte

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Un año después

-Vamos Kumo, por favor, ayúdame.... sí, así, quédate quieta. Listo- el Limón terminó de acomodar a su hija en la espalda, tomó sus cosas y salió en silencio de su casa.

-No Kumo, no me quites mi pañuelo, mi pelo siempre debe estar cubierto, vamos, acomódate y duerme un rato- dijo mientras seguía caminando por las frías y oscuras calles de esa pequeña aldea rodeada de la nada, es una montaña, para salir y entrar solo hay un camino, bajar o subir todas las escaleras, una tarea de por lo menos 6 horas. Shikamaru no se equivocó al enviarla ahí, no podrá escapar.

El Limón llegó a su primer trabajo,  puso a Kumo en un rincón para que siga durmiendo y luego fue al patio donde para comenzar a ordeñar las vacas. Ella termina cuando comienza a salir el sol, el hombre le paga, va por Kumo la  acomoda en su espalda y se va corriendo.

-Llegas tarde- dijo Yashiro, el dueño de la casa de té.

-Perdón, solo fueron cinco minutos- dijo mientras se apresuraba a ir por todas las cosas para comenzar a limpiar el piso. Kumo al sentir el vaivén de su madre que sube y baja limpiando el piso comienza a despertar.

Al terminar con el piso se apresura a limpiar las mesas, para ese momento Kumo ya está bien despierta y balbucea algunas cosas, al terminar el Limón recoge todo y cinco minutos después comienzan a llegar los clientes, su trabajo ahí ha terminado, se acerca con el hombre para cobrar y él le da solo la mitad de lo que diariamente le da.

-Yashiro, esto no es lo que acordamos-

-Llegaste tarde-

-Pero terminé a tiempo, como siempre-

-Llega a tiempo y si te molesta ya no vengas- de haber podido el Limón le hubiera dicho que jamás regresara, pero tiene que aguantarse. Solo tiene unos minutos, corre al parque, acomoda a Kumo en una banca y le da de comer.

Kumo sostiene su biberón y se apresura a beber, pero su momento feliz llega cuando ve a su mamá sacar el arroz, de inmediato abre la boca emocionada.

-Eso Kumo, ¿te gusta?, verdad que sabe bien- al decir eso Kumo estira sus dedos y toca cerca de su ojo y su mejilla, le llama la atención los colores morado y rojo.

-No Kumo, eso duele amor. No lo hagas, me lastimas- Kumo quita sus deditos mientras balbucea algo.

Al terminar el desayuno otra vez corre, llega a una casa y le abre una malhumorada mujer.

-Iré a comprar unas cosas, apúrate, en la tarde tendré visitas-

-Sí señora- la chica ingresa y comienza en la cocina, pone a Kumo en el suelo, mientras ella se apresura a limpiar ve a Kumo imitándola, eso la hace sonreír.

El Limón sigue limpiando, luego sale al jardín a lavar la ropa, al no encontrar una sábana sabe de que debe ir por ella a la habitación de la mujer, suspira fastidiada y lleva a Kumo en brazos.

Lentamente abre la puerta esperando no encontrar a su esposo, pero es demasiado tarde, el hombre está ahí solo lleva un fundoshi y le sonríe lascivamente.

-Ya viniste- dijo, ella abrió la puerta más y el tipo vio a Kumo, su rostro cambió a molesto y le aventó la sábana que faltaba.

El Limón bajó de inmediato, con la sábana y siguió lavando, al terminar planchó algunas prendas que ya estaban listas y salió de la casa para sentarse afuera a esperar a la mujer.

-¿Limpiaste todo?-

-Sí-

-¿Lavaste lo que dejé?- 

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora