LX- Promesa cumplida

25 3 10
                                    

Durante una semana el Limón estuvo encerrada en una habitación con Kumo, sólo alguien entraba para dejar comida, aunque en varias ocasiones intentó saber qué harían con ellas siempre que entraban le ordenaban cubrir sus ojos, así que le fue imposible saber algo.

Un día cuando despertó no encontró a Kumo a su lado. Ella comenzó a golpear la puerta exigiendo que le abrieran, pero nadie le hizo caso hasta horas después cuando alguien entró.

-Vamos, tienes que bañarte, no pueden verte así- dice un hombre mientras la arrastraba hasta el baño.

-¡Suéltame!, miserable. Déjame salir y ... ¡Kumo! ¡Kumo! ¿dónde está?- reclamó mientras forcejeaba.

-¡Yo que sé! apresúrate métete a bañar o lo hago yo... no me molestaría hacerlo, podría limpiar con mi lengua ciertos lugares que- el Limón aprovecho que el tipo la había abrazado por detrás y lo mordió en el brazo.

-¡Demonios mujer!- el hombre la jaló y lanzó al baño.

-Tienes media hora, también te dejaré ropa y más te vale que cuando regrese estés vestida o bajaras a conocer a tu comprador desnuda-

-¿Comprador?, ¿¡qué!? ¿y Kumo?-

-No sé, tal vez siga abajo, tal vez ya se la llevaron-

El Limón se apresuró a bañarse y vestirse, nuevamente golpeó la puerta avisando que estaba lista, en cuanto el hombre entró ella se agachó y salió entre sus piernas, bajó corriendo y encuentró a Kumo jugando con varios peluches.

El Limón suspira aliviada, se quita los zapatos, toma a Kumo y comienza a buscar una salida.

-¡Maldición mujer, tranquilízate, no podrás salir de aquí, ni siquiera habrías cruzado el jardín. Hay gente arriba y en las puertas-

Ella responde golpeándolo con todas sus fuerzas.

-Limón, solo me haces cosquillas-  el hombre la toma fuertemente de la muñeca, pero alguien interviene.

-Déjala, no debes lastimarla. ¡Enciérralas!-

-¡Sí señor!- al escuchar eso el Limón abraza a Kumo mientras el hombre la escolta de regreso a la habitación.

Durante las siguientes horas todo estuvo en silencio, luego escuchó unas personas conversando y cómo subían las escaleras, después alguien abrió la puerta, al verla ella se horrorizó y antes de que pudiera decir algo, recibió un golpe que  desmayó.

-Sí, es ella-  dijo mientras la acomodaba en su hombro.

-Muy bien. Ordenaré que abran-

-Gracias por su cooperación y como regalo te daré esto- entregó unos sobres con varios expedientes, el hombre los revisó, se dieron un apretón de mano y se dispuso a irse.

-Oye, te falta esto- dijo el hombre.

-¿Qué?, pero... quédatela yo 

-Oye, no quiero problemas con Daikuro-san... ella viene con el Limón- dijo y le entregó a Kumo.

-Qué fastidio, sí... como sea- puso a Kumo en su brazo libre y salió de ahí.

Cuando el Limón despertó estaba sobre un futón, le duele la cabeza y el cuello por el golpe, intentó mover sus manos pero están atadas, igual sus piernas.

Los suspiros de Kumo la hicieron intentar levantarse, intentó hablar pero está amordazada así que sus gritos solo fueron sonidos.

La niña al escucharla fue a su lado y la abrazó.

-Shh, shh- ella intentó recordar todo lo que pasó pero no pudo, hasta que alguien abrió la puerta.

-¿Ya despertaste?... espera- dijo su captor sonriendo, el Limón ni siquiera pudo reaccionar, está aterrada.

RefugiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora